Todo pasó mientras dormía.

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Te prometo que mientras dormía, pude sostener tu mano, decirte cuanto te quiero, confesarte que te extraño.

Mientras estaba dormida, te conté de mis temores, como solía hacerlo cuando hablamos por las noches.

Mientras estaba dormida, me reí de tus bromas que sin esfuerzo salían una tras otra de tu boca.

Y es que mientras dormía, te vi de cerca a los ojos, ya no estaban triste, no los cubrían con anteojos.

Mientras dormía profundo, soltarse una carcajada, diciendo lo feliz que eras que no te faltaba nada.

Dormía plácidamente, mientras te escuchaba hablar, contando aquellas historias que guardas en tu memoria.

Yo simplemente dormía, pensado en no despertar porque sentir tu lejanía me duele cada día más.

Dormía, y tu estabas ahí, podía sostener tu rostro y despeinar tu cabello, mientras miraba tus ojos y en ellos su destello.

Yo sólo estaba dormida y te apareciste de la nada, dejándome al despertar más rota y abandonada.

Mientras dormía te volví a ver en mis sueños, y cuando desperté y no pude verte no pude más que quererte aunque no estés, ni estemos.