Una oruga valiente.

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Mientras iba caminando, las otras especies comenzaron burlarse de ella.

—Oh, pero que feas eres, y además, te ves gorda — Dijo la mariquita

—¡Vaya! Pero cuantas patas tienes ese bichito — Replico la mantis.

Y así sucesivamente, muchos insectos veían pasar a la pobre oruga, quién escuchaba los insultos y los pocos halagos de sus vecinos, quienes convivían diariamente con ella, pero siempre se burlaban de su forma y su cuerpo.

Marta era una de las pocas orugas que habían luchado por mantenerse con vida durante el ataque a los de su especie, una que había sido atacada infinidades de veces por cientos de depredadores que no conocían su contribución en el ecosistema, y que solo pensaban en hacerle daño.

—¡Ni siquiera podrá permanecer viva un solo día fuera de aquí! — Exclamó otro insecto al ver la determinación de la pequeña.

Sus pasos lentos pero seguro, tan solo tenían la intención de luchar por sus sueños, uno que había sido infundado por sus otras compañeras, y del cual tenía toda la intención de alcanzar.

Los insultos sobre ella, apenas podían causarle mella en su interior, uno en el que solo pensaba en cómo sería cuando tuviera esas tan aheleadas alas, y como sería cuando se alzara sobre todos los amigos que ahora se convertían en sus enemigos por sus palabras hirientes hacia ella.

—¿Realmente crees que lo puedas lograr? — Dijo una voz casi susurrando dentro del tumulto que la veía pasar.

—Ya sabes que es lo ha que ha pasado con el resto de tus hermanas Marta, muchas de ellas no se han convertido en aquello de lo que anhelas, ¿Serás capaz de mantener la cordura cuando te enfrentes a la realidad? —

Cada palabra, cada murmullo, cada susurro… Todos tenían el único fin de entorpecer la meta de la pequeña oruga.

Lo que muchos no sabían, es que pese a todos los comentarios que pudieran hacer, su objetivo en su vida ya había sido fijado, y que no importara cuanto se esmeraran por tratar de impedir que avanzara, su deseo de convertirse en una enorme y bella mariposa, hacía que estos solo fuera un comentario más del montón.

Cada paso, pequeño pero seguro, afianzaba en ella su esperanza permanente de demostrar que sería capaz de lograr lo que muchos que no creían que podía hacer, pero por encima de todo, su deseo de luchar por lo que más quería, era el motor que la impulsaba a seguir adelante.

Pronto, todos comenzaron a fijarse de que sus palabras no tendrían ningún efecto en Marta, quién solo veía el lugar más alto para asegurar su posición, así poder completar parte del proceso de convertirse en una hermosa monarca.

“Recuerda Marta querida, que en la vida nada es suerte, todo es trabajo. Y que, si quieres lograr algún objetivo, debes hacer sacrificios para lograrlo, y jamás rendirte”

Las palabras de su madre merodeaban en su cabeza cada vez más, y aunque el cansancio era mayor que su deseo de seguir, era más fuerte su deseo de poder volver a ver a su madre en el santuario para las monarcas.

Las horas iban pasando, y cada vez la pobre oruga iba jadeando aún más, después de todo, jamás en su vida volvería a escalar con sus patitas estos lugares, es más, era la última vez que lo haría, pues con sus hermosas alas iría palmoteando de aquí para allá, y así toda su vida sería aún más fácil.

Ismael D. Rodríguez
Fotografías propias. Tomadas con un Tecno Spark 6Go Editadas con Inshot
Discord ismaelrd04#9345

Gracias a estos Testigos por hacer de Hive, el mejor lugar en todo lugar: @guiltyparties @enginewitty @thealliance @c0ff33a


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1 comments
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Excelente y alentador, sin esfuerzo no hay recompensa. Me gustó tu fabula

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