Dejar salir el niño interior | Letting the inner child come out

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Saludos. La amiga @angelica7 en su programa semanal Encuentro de Talentos, nos invita a reflexionar sobre los recuerdos. Les comento…

La memoria puede ser una gran bendición y al mismo tiempo una gran trampa. Si tenemos la tendencia a vivir en el pasado corremos el riesgo de centrar nuestra vida en el anhelo por cosas imposibles de recuperar, a lo mejor nos damos cuenta que dejamos de hacer muchas cosas, que no fuimos, por ejemplo, el gran artista que soñamos alguna vez. Puede pasar que el resultado de esa evaluación no sea muy bueno y entonces nos sentimos tristes, melancólicos y hasta podemos abrir las puertas de la depresión.

Pero el pasado, como todo en la vida, podemos mirarlo de muchas formas. También es posible encontrar en él algún detalle que nos sirvió de estimulo para entender mejor la vida, para caer en cuenta de que podemos valorar las cosas de una manera completamente distinta.

Cuando leí la invitación de la convocatoria lo primero que vino a mi mente fue escribir sobre algo lindo que ya no está, como por ejemplo, la infancia de mis hijos, un período que disfruté mucho y que tuve la suerte de compartir plenamente con ellos. Son muchas las anécdotas que tengo sobre ese tiempo y que darían para unas cuantas publicaciones.

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Pero luego preferí contarles un detalle que me impactó profundamente y que me hizo repensar muchas cosas.

Mi familia materna era gente de campo, con muy poco contacto con las cosas de la ciudad. De ellos tengo muchas anécdotas. Recuerdo que una hermana de mamá fue a nuestra casa en Caracas, ella tenía algunos treinta años y nunca había salido del campo; en el lugar donde ellos vivían no había letrina, hacían sus necesidades en el monte, así que mi tía nunca había visto una poceta, la taza del retrete como se llama en otras partes. Cada vez que hacía sus necesidades se iba al patio y lo hacía en papeles de periódicos. A mi madre le costó un buen tiempo enseñar a la tía a usar la poceta.

En otra oportunidad llegó a nuestra casa una tía de mamá, yo tendría unos diecisiete años y la tía como setenta. Vino a nuestra casa por cuestiones de salud. Era una mujer muy alegre y espontánea…

Un día mi padre le preguntó si quería ir a las playas de la Guaira. La tía le comentó que nunca había visto el mar. A mí aquella respuesta me sorprendió, no me imaginaba que hubiera personas que no conocieran el mar; para nosotros el contacto con el mar era algo natural, mi padre nos llevaba a la playa desde que éramos bebés, el viejo siempre fue un gran amante de los ambientes marinos.

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Llegado el momento oportuno nos fuimos todos a la playa en el carro de papá. La tía iba en el asiento de atrás junto a mí. Yo la observaba todo el tiempo. Al llegar a la Guaira el azul del mar la deslumbró, la tía se acercaba a la ventanilla y trataba de meter el paisaje en sus ojos, me tomaba de la mano y la apretaba fuertemente. Yo no dejaba de ver su cara de asombro.

Al llegar a la orilla de la playa la tía explotó de alegría, estaba presa de un completo frenesí. Corría de un lado a otro, saltaba, gritaba, parecía una niña. Nunca más he vuelto a ver a una persona tan emocionada. Creo que esa mañana fue una de las más felices que tuvo la tía en su vida.

Esa imagen de la tía corriendo a lo largo de la playa, saltando y dando gritos de alegría me ha acompañado a lo largo de la vida, es uno de los recuerdos más hermosos que guardo en mi interior. Muchas veces cuando he sentido tristeza, agobiado por algún problema, la imagen de la tía llega como un eco para alegrarme el momento, siempre me deja una sonrisa en los labios.

Mucho tiempo después de aquel día de playa me di cuenta que la tía ese día nos había dejado grandes enseñanzas: Siempre tenemos la posibilidad de poder ver el mundo con ojos de niño, siempre tenemos la posibilidad de experimentar el asombro… Cada uno de nosotros tiene la capacidad de maravillarse por cosas tan sencillas como el azul del mar…

Siempre tenemos la posibilidad de dejar libre a nuestro niño interior…

Gracias por tu tiempo.

Imágenes editadas en HDR MAX app y Photoshop.

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Greetings. The friend @angelica7 in her weekly program Encuentro de Talentos, invites us to reflect on memories. I tell you...

Memory can be a great blessing and at the same time a great trap. If we have the tendency to live in the past, we run the risk of focusing our life in the longing for things impossible to recover, maybe we realize that we failed to do many things, that we were not, for example, the great artist we once dreamed of. It may happen that the result of that evaluation is not very good and then we feel sad, melancholic and we can even open the doors of depression.

But the past, like everything in life, we can look at it in many ways. It is also possible to find in it some detail that served as a stimulus to better understand life, to realize that we can value things in a completely different way.

When I read the invitation, the first thing that came to my mind was to write about something beautiful that is no longer there, for example, my children's childhood, a period I enjoyed very much and that I was lucky enough to share fully with them. There are many anecdotes that I have about that time and that would be enough for a few publications.

But then I preferred to tell you a detail that had a deep impact on me and made me rethink many things.

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My maternal family were country people, with very little contact with things in the city. I have many anecdotes about them. I remember that one of my mother's sisters came to our house in Caracas, she was in her thirties and had never left the countryside; in the place where they lived there was no latrine, they used to relieve themselves in the bush, so my aunt had never seen a little well, the toilet bowl as it is called in other places. Every time she relieved herself she went to the courtyard and did it in newspaper. It took my mother a long time to teach my aunt how to use the poceta.

Another time an aunt of my mother's came to our house, I was about seventeen years old and the aunt was about seventy. She came to our house for health reasons. She was a very cheerful and spontaneous woman...

One day my father asked her if she wanted to go to the beaches of La Guaira. The aunt told him that she had never seen the sea. That answer surprised me, I could not imagine that there were people who did not know the sea; for us the contact with the sea was something natural, my father took us to the beach since we were babies, the old man was always a great lover of marine environments.

When the time was right, we all went to the beach in Dad's car. Aunt was in the back seat next to me. I watched her all the time. When we arrived at La Guaira the blue of the sea dazzled her, the aunt approached the window and tried to put the landscape in her eyes, she took my hand and squeezed it tightly. I kept looking at her astonished face.

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When we reached the shore of the beach, Aunt exploded with joy, she was in a complete frenzy. She was running from one side to the other, jumping, screaming, she looked like a child. I have never seen such an excited person again. I think that morning was one of the happiest that aunt had ever had in her life.

That image of the aunt running along the beach, jumping and shouting for joy has accompanied me throughout my life, it is one of the most beautiful memories I keep inside me. Many times when I have felt sadness, overwhelmed by some problem, the image of the aunt comes like an echo to brighten up the moment, always leaves me a smile on my lips.

Long after that day at the beach I realized that aunt that day had left us great lessons: We always have the possibility to see the world with the eyes of a child, we always have the possibility to experience amazement... Each of us has the ability to marvel at things as simple as the blue of the sea...

We always have the possibility to let our inner child free...

Thank you for your time.

Images edited in HDR MAX app and Photoshop.

Translated with www.DeepL.com/Translator (free version)

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Todos tus comentarios son bienvenidos en este sitio. Los leeré con gusto y dedicación.

Hasta una próxima entrega. Gracias.


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Las fotos, la edición digital y los Gifs son de mi autoría.




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Hermosa anécdota @irvinc y es asombroso como algo que puede resultar rutinario para una persona para otra, es como una Alicia entrando al país de las maravillas, todo asombra, conmueve y mueve.

Saludos, nos vemos en el programa, Dios mediante. 🙂

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Mi tía conservaba intacta su capacidad de asombro, eso siempre me impresionó. Con las cosas de la casa también fue así, miraba los electrodomésticos como cosas de otro mundo. Muchas gracias por pasar y comentar estimada @damarysvibra. Un fuerte abrazo.

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Hermosa anécdota @irvinc, hay a quienes les parezca mentira pero si existe aún muchas personas que no han tenido oportunidad de conocer o ver lo que para otros es algo natural. Complacida de haberle leido. Saludos desde la distancia.

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Me alegra verte de nuevo, espero que estés de vuelta. Uno tiende a sacar conclusiones por la forma particular de ver el mundo, esa vivencia con la tía fue muy aleccionadora para mí, fue un gran baño de humildad. Muchas gracias por pasar y comentar estimada @mariaced. Un fuerte abrazo desde Maracay.

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Nunca me he ido, solo que no he vuelto a publicar por lo que quizás te comenté antes. Fui víctima del hampa y eso me ha limitado a muchas cosas, pero siempre que puedo me paseo por las publicaciones. Pronto estaré publicando de nuevo. Abrazos cariñosos desde la distancia.

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Ok. Ojalá resuelvas pronto esos problemas. Feliz noche.

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Oh lala! esta historia si que me gusta, me hiciste recordar cuando mi abuela vio el mar por primera vez y dijo que lago tan inmenso, se sumergió, se llevó un gran trago de agua a la boca y solo dijo emocionada y es salado.

Ciertamente mi querido irvinc, no debemos vivir añorando el pasado, pero si funciona traer al presente recuerdos buenos, para llenarnos de alegría y continuar.

Me encantó tu escrito, me hiciste imaginar a tu tía saltando y brincando, el mar produce esas emociones.
Es un placer leerte y tenerte en Encentro de talentos.
Buena vibra.

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Me alegra que te haya gustado. Había mucha inocencia en la mirada de las personas mayores, mucho de eso se ha perdido con el desarrollo de la vida moderna. Sin embargo, siempre tenemos la capacidad de asombrarnos con el mundo que nos rodea. Gracias por la visita, el apoyo y por dejarnos esta iniciativa tan estimulante. Si las condiciones nos permiten estaré con ustedes querida @angelica7. Un fuerte abrazo desde Maracay.

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Me identifico muchísimo con tu escrito querido Irvinc, conocer esos aspectos de tu infancia es muy lindo, me conecta con mi pasado al mismo tiempo, ya que viviamos en ccs y era comun ir a la Guaira los fines de semana, la guaira es hermosa, amaba ver sus costas desde lejos, desde la carretera, mis recuerdos mas lindos son en el aeropuerto internacional, playas, playas y mas playas. Un placer leerte.

Como siempre digo, hay que mantener vivo nuestro niño interior. Los recuerdos nos ayudan a recordar nuestros origenes saber de dónde venimos, para ver a dónde vamos, con humildad y tranquilidad.

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Estuve mucho tiempo viajando de Caracas a la Guaira, guardo con mucho cariño esa imagen de ese mar azul al final de la autopista. El azul del mar de la Guaira siempre me ha parecido único, no lo he visto en las otras costas que conozco. Muchas gracias por pasar y por el apoyo mi querida @equipodelta. Un fuerte abrazo desde Maracay.

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Amigo que hermosos recuerdos los que nos regalaste, ame la anécdota de tu tía y el mar que belleza su reacción.

Veo que atesoras muchos recuerdos, de tus hijos, lo de tu tía y la letrina, ya había escuchado cosas como esas jajaja. Recordar es vivir amigo.

Gracias por compartir tus vivencias, y experiencias...

Bendiciones y mucha vida...

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Me gusta escribir estás publicaciones porque renuevo muchos recuerdos. A veces me vienen detalles que enriquecen las imágenes que tenía. Muchas gracias por pasar y comentar estimada @dayadam. Un fuerte abrazo desde Maracay.

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Entiendo en gran parte las anécdotas que nos comentas de cierta forma he tenido contacto con el campo y la personas que han vivido durante largos años en el y ellos se caracterizan por ser tan inocente y se maravillan por cada detalle de la vida que nos hace de cierta forma querer visualizar el mundo desde su propia perspectiva.

Gracias por compartir estas emotivas experiencias mi estimado amigo @irvinc.

Saludos y bendiciones

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Los tiempos han cambiado mucho, esas historias son de cincuenta años atrás. Tuve la suerte de poder vivir todos esos contrastes. Muchas gracias por pasar y comentar estimada @sidalim88. Un fuerte abrazo desde Maracay.

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Saludos amigo, yo me quedo con el hecho de que recordar es vivir, si bien es muy cierto lo que comentas de que en muchos casos nos quedamos viviendo en el pasado el poder traer al presente esos momentos nos sacan de nuestra rutina diaria y nos permiten valorar lo que la vida nos ha permitido experimentar. Grandiosa presentación amigo.

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Hay recuerdos que nos hacen la vida más agradable, es saludable acudir a ellos para darnos cuenta que la vida tiene sus cosas buenas. Muchas gracias por pasar y comentar estimado @madridbg. Un fuerte abrazo desde Maracay.

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Bonita historia, la lei hasta el final y creo que esos momentos son maravillosos y muchos lo hemos vivido

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Me alegra que te haya gustado. Muchas gracias por la visita y el comentario estimado @ovelperez82. Un fuerte abrazo desde Maracay.

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