Érase una vez una doctora dedicada llamada Ana. Alguna vez estuvo llena de esperanzas y sueños, ansiosa por marcar una diferencia en el gremio. Pero a medida que pasaban los meses y años, el peso de los desafíos y limitaciones del sistema de salud comenzó a aplastar su espíritu.

Ana había imaginado un mundo en el que pudiera brindar la mejor atención a sus pacientes, pero se encontraba constantemente luchando contra la escasez de suministros médicos esenciales y equipos obsoletos. Las largas jornadas y el escaso salario le dificultaban incluso llegar a fin de mes, y mucho menos perseguir sus sueños de ampliar su preparación médica.

Con el tiempo, la incesante carga de trabajo y el estrés constante erosionaron su sentido de propósito. Ana se sentía como un pequeño barco a la deriva en un mar turbulento, sin dirección ni destino claro. Sus sueños se habían desvanecido en recuerdos lejanos y la chispa que alguna vez alimentó su pasión por la medicina se había menguado.

A medida que la desesperación la invadió, empezó a perder la esperanza de que las cosas mejoraran algún día. Pero a pesar de la oscuridad que la rodeaba, se aferraba a un rayo de esperanza, un destello de los sueños que alguna vez había alimentado. Sabía que algún día podría cambiar para mejor y ella podría encontrar el camino de regreso a ser la doctora apasionada y esperanzada que solía ser.

Su historia sirve como recordatorio de la resiliencia del espíritu humano, incluso frente a desafíos aparentemente insuperables. Aunque su esperanza y sus sueños se habían atenuado, no se extinguieron y, con el tiempo, algún día podrían brillar una vez más.
Esta historia fue escrita a penas sin luz, con sueño, picadas de mosquitos, pero con mucho sentir y deseos de poder traerles en el día de hoy una publicación.

English Version

Once upon a time there was a dedicated doctor called Ana. She was once full of hope and dreams, eager to make a difference in her field. But as the months and years went by, the weight of the challenges and limitations of the healthcare system began to crush her spirit.

Ana had imagined a world where she could provide the best care to her patients, but she was constantly fighting against the shortage of essential medical supplies and outdated equipment. The long hours and low salary made it difficult for her to even make ends meet, let alone pursue her dreams of furthering her medical education.

Over time, the relentless workload and constant stress eroded her sense of purpose. Ana felt like a small boat adrift in a turbulent sea, with no clear direction or destination. Her dreams had faded into distant memories and the spark that once fueled her passion for medicine had diminished.

As despair took over, she began to lose hope that things would ever get better. But despite the darkness that surrounded her, she held on to a ray of hope, a flicker of the dreams that she once had. She knew that one day things could change for the better and she could find her way back to being the passionate and hopeful doctor she used to be.

Her story serves as a reminder of the resilience of the human spirit, even in the face of seemingly insurmountable challenges. Although her hope and dreams had diminished, they had not been extinguished, and over time, they might one day shine again.
This story was written barely with light, with sleep, mosquito bites, but with a lot of feeling and desire to bring you today a publication.

****Source****
The history was written.
The photo was take by me.
The cover was made on Canva.
Translated and formatted with Hive Translator by @noakmilo.