LAS FLORES DEL DIA.

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Muy suave y fresca la mañana, las flores abrieron sus pétalos al sol, salieron las mujeres alborotadas a la calle desde el barrio diseminado en la orilla de la Juajullita, los movimientos rítmicos de las caderas parecían previamente ensayados en una academia de belleza para concursar en un certamen de alta moda local, el paso era acompasado con los zapatos deportivos de fabricación china, se destacaba en la comparsa una mujer de piel acanaleda, ojos color de la noche sin luna. Alta como un samán, caminaba por la calle por encima de la alfombra roja. Teresa Vidalina de labios como una pendanga madura. Sus compañeras le hacían la protección de seguridad, era un anillo extremo y cerrado, ellas se sentían en la cima de la montaña, la marcialidad de sus rostros indicaba que tenían la autosuficiencia de saber que acompañaban a una figura de la alta elite de la región, por su condición profesional, pero por encima de todas las situaciones que pudiéramos especular, a la luz de la mañana, ella es un ejemplar femenino Teresita Vidalina se mantenía en las esferas regionales de la defensa y seguridad regional, todo le quedaba bien, era al detalle su ropa. era ni muy, muy; ni tan, tan, ella es fascinante, al parecer un espécimen del mundo femenino sin detalles. Pero tiene una especial singularidad que en la familia, su mama sabía que ella hace lo que le da la real gana, allí es donde está el sentido de su majestuosidad, ella es una dama de la realeza. Porque vive su realidad. Ella en muchas oportunidades en sus clasificados círculos de amistades, se declara realista. Me le acerque antes que la planta del pie izquierdo se posara sobre la calle para afincarse e impulsar su delicada anatomía hacia adelante. - Teresita, te amo. –Usted es un poeta-.

Se me aclaró el entendimiento con la luz de las flores, el sol y la poesía.
senti renacer con la oralidad proferida. levante los brazos hacia el sol...