[ESP] Domingos de vacĂ­o: Amar nuestra brevedad đź’«

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Hola querido lector y bienvenido a otro domingo de vacío. ❤️


Luego de varios domingos ausentes, retomo hoy con el amor y la reflexiĂłn que caracteriza este espacio. Retomo siguiendo el hilo del post anterior, mencionando a la silenciada posibilidad, fuente poderosa de angustia: la muerte.


Acerca de nuestra brevedad…

¿Qué tan consciente eres de tu realidad? Cada instante es irrepetible y efímero, incluso la vida humana puede ser relativamente breve y los días van pasando sin que afines tu atención por lo detalles que no volverás a mirar, los sonidos que no volverás a oír, los sabores que nos volverás degustar e incluso, aquellos sentimientos que no volverás a experimentar de la misma manera en que lo estás haciendo el día de hoy.

Con respecto a esto, me resuena una cita atribuida a Hellen Keller, quien pese a quedarse ciega, sorda y muda fue capaz de disfrutar de los sentidos que le quedaban para gozar de experiencias casi mĂ­sticas:

“Utiliza los ojos como si mañana fueras a quedarte ciego… Escucha la música de las voces, el canto del pájaro, las poderosas notas de una orquesta, como si mañana fueras a quedarte sordo. Toca cada objeto como si el sentido del tacto fuera a fallarte mañana. Huele el aroma de las flores, saborea cada bocado, como si mañana no pudieras oler ni saborear otra vez”.

¿No te parecen suficientes motivos para estar atento a tu presente? Personalmente, me gusta contemplarlo todo, más aún si estoy en un lugar que me gusta. A la vez me sirve de estrategia para sobrellevar situaciones donde me siento incómoda o perturbada y mantenerme abrazada a mis atisbos de sosiego interior.


La muerte, según Heidegger, es algo que tenemos siempre detrás de nosotros mientras se desarrolla nuestra existencia. Nos corresponde coexistir con la muerte y aprehenderla como posibilidad. La muerte aprehendida como posibilidad última y segura que abre la puerta para la valoración de las diferentes probabilidades que encuentra el ser humano a través de su existencia y su responsabilidad ante ellas.

Cuánto nos detona y cuánto nos confronta este aspecto inherente a nuestro ciclo vital. Irvin Yalom describía “…la pérdida de los padres nos hace sentir vulnerables y sin salvación, el fallecimiento de nuestra pareja nos regresa a la soledad básica, recordándonos que por más que queramos nadie nos va a acompañar siempre en nuestro camino; y por último, la muerte de un hijo no solo nos confronta con nuestra propia muerte, sino que, es el símbolo del fracaso de nuestros planes de inmortalidad.” Vale el esfuerzo meditar cada día nuestra posición existencial y valorar lo que de un segundo a otro podría cambiar.


En mis pensamientos…

En la actualidad, no me da miedo pensar en mi propia muerte, ni los procesos en los cuales debo dejar morir vínculos, hábitos, partes obsoletas de mí… Pensar en la de mis seres queridos aún sí… Aunque lo alivio con la espontaneidad de mi forma de vincularme y expresar el amor que siento como si las oportunidades para hacerlo se me estuviesen agotando, y mira que es así. ¡Qué rápido se nos escurren los momentos y cuánta fortuna la de disfrutarlos realmente cuando los tienes en tus manos!


Deseo para ti que en el transcurso de tu cotidianidad predomine el contacto, la comunicación y el amor incondicional y que no desperdicies tu valioso tiempo y energía en nimiedades que no trascenderán contigo. Vive de tal forma que no lamentes las cosas que has hecho ni desees haber actuado de otra manera, pues la mayoría de las veces no hay segundas oportunidades.


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Finalmente, si no fuera por la muerte, ÂżvalorarĂ­amos la vida?

❀ Gracias a ella por tal invitación. ❀


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Imágenes de mi galería personal editadas en Canva




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