Anarquía en las estrellas: Capítulo II - Anarchy in the stars: Chapter II [Eng-Esp]

Fue entonces cuando la chica de cabello verde sonrió mientras me miraba, aún con la cabeza ladeada, de pie detrás de la líder. ¿Tendría que ir con ellas? ¿Mi mamá dejaría que me llevaran? Mis dudas hacían que hirviera mi sangre. La desesperación estaba tomándome de la cintura y haciéndome doler el estómago. Justo en ese momento sentí como mi madre aflojaba el agarre de mi mano y sus hombros tensos caían cansados, su rostro reflejaba tristeza.


Solo la había visto de esa manera una vez, cuando nuestro caballo Kkimo había enfermado de tétanos y el veterinario había tardado muchos días en volver de su viaje a la ciudad. Kkimo murió a los pocos días y no habíamos podido salvarlo. ¿Eso significaba que mi madre no podría salvarme? ¿Conocía a estas personas?


- Estamos autorizadas para atacar a la cuidadora si esta decide no cooperar con la entrega de la progenie. Lo sabes.


¿Le harían daño a mi madre si no iba con ellas? Como una descarga de adrenalina, lo sentí. Su enojo. Hasta su rostro había cambiado. Era mil veces peor a cuando sentía su enfado cuando me rehusaba a recoger mis juguetes y ordenar mi cuarto. Sabía que estaba cambiando de decisión, si es que ya había tomado alguna. Aún no entendía nada, pero no dejaría que la lastimaran.


- Iré con ustedes.


Todas, incluyendo a mi madre, quienes no me estaban observando o habían reparado en mi presencia voltearon a verme. La chica de cabello verde ahora fruncía el ceño y su sonrisa se había esfumado. Mi madre se arrodilló ante mí y me tomó de los hombros.


- ¿Cómo puedes decir eso si no sabes a lo que te enfrentas? Estas no serán vacaciones, es algo completamente distinto. – Ella había comenzado a derramar algunas lágrimas. Así que la abracé tan fuerte como pude.


- Solo no quiero que te lastimen.


Había subido al monumento plateado, dejando a mi madre en el suelo llorando por mí. Dentro de la extraña especie de avión o nave, todo era blanco, habían pasillos y puertas que se deslizaban, también paneles electrónicos en las paredes. Fui guiada hasta una especie de dormitorio, pues tenía una cama en medio.


Una vez más la chica de cabello verde era quien estaba interesada en mí. Me había dicho que me acostara y extendiera mi brazo. Al hacerlo me pinchó rápidamente con un pequeño objeto dorado que no había visto en su mano. Pero antes de poder reclamar había sido arrastrada a un profundo sueño. Al día de hoy ya han pasado varios años terrestres desde que eso sucedió. Pero recuerdo haber llorado todas las noches, por mi madre y el hogar que había amado, desde que me desperté por primera vez en Ganimedes.


Aprendí a adaptarme y a no reflejar mi debilidad, lo cual era prácticamente toda mi existencia, pero aprendí a fingir y ocultar mi humanidad. Había llegado a este lugar con tan solo 9 años, pero el tiempo aquí pasaba distinto. 1 día en Ganimedes equivalían a 7 días en la Tierra. Siempre pensaba en mi madre y en la promesa que le había hecho. La chica del cabello verde brillante había resultado ser Fikxy, mi media hermana. Una de ellas. Al principio me molestaba mucho, me observaba y me castigaba. Pero luego descubrí que yo le agradaba más cuando me enojaba, cuando me negaba a darle el gusto de verme caer. Después de todo, los cambios en mi piel no serían lo único nuevo.


Era la menor de 4 hermanas. Media hermanas. Nuestras madres biológicas eran de distintos planetas y nuestro padre, bueno, era el monarca y quien había procreado su línea de herederas. Los ganianos no podían procrear entre ellos, simplemente intentarlo resultaba en aborto espontáneo, así que debían hacerlo con otras especies.


No teníamos permitido ver a nuestro padre hasta el día de nuestra coronación y para hacerlo debía entrenar varios años hasta dominar por completo mis poderes. Los ganianos, en especial los de linaje real poseían una variedad de dotes psíquicos, telequinéticos y de transformación asombrosos, pero manejarlos era casi insoportable.


Cada noche sentía la sensación de una corriente eléctrica queriendo escapar de mi cuerpo después de haberme despertado aquí. Salir de la atmosfera terrestre había activado la parte de mí que había estado en silencio. Muchas veces sentía como si mis músculos fueran desgarrados. Entre eso, extrañar a mi madre y mi vida en la tierra hubo muchas veces en las que llorar no era suficiente, sentía que no podía soportarlo más. Y casi como si lo presintiera, Fikxy entraba en mi habitación esas noches. Solo se sentaba en la puerta y me veía en silencio, fruncía los labios y se cruzaba de brazos. Yo quería estar sola y dejarme ir, pero era exactamente lo que ella no permitiría. Con el tiempo entendí el porqué de la conexión entre Fikxy y yo, nuestras madres eran de la Tierra, mientras que para las demás la historia era distinta.


Tukna era la mayor de todas nosotras y había sido procreada de la misma especie que Taknae, la segunda al mando en Ganímedes y quien había cruzado palabras con mi madre hace tanto tiempo. Tukna era feroz, una militante audaz y fría en combate. Había dominado a corta edad todas sus habilidades y recibía órdenes directas de Taknae para misiones especiales. Conmigo simplemente era distante y me percibía como un estorbo.


Luego estaba Mikta, procreada con una especie desconocida de un planeta poco visitado por los ganianos. Misteriosa, sarcástica pero prefería ignorarme la mayoría de las veces y cuando no lo hacía expresaba con ironía que jamás estaría lista. Eso me hacía perder un poco mi autocontrol y me volvía agresiva, sobre todo en las misiones de entrenamiento. Luego de un tiempo no podía tolerarla, pero había sido testigo entre sombras de algunos gestos sutiles por los que llegué a entender que realmente no me quería muerta.


Yo era la última que faltaba por su coronación, pero eso no me ataría a este lugar. El día de mi coronación conocería a mi padre y él decidiría en base a nuestros años de entrenamiento quien sería la siguiente al mando. El mejor estratega y guerrero de los ganianos contraería matrimonio con la mejor de las hijas del monarca y eso solo se basaba en inteligencia, audacia y fuerza. Para mí era claro que la elegida sería Tukna. Luego de eso yo podía solicitar mi regreso a la Tierra, esconderme no sería problema ya que había dominado mi habilidad de transformación, casi pierdo mi fuerza vital intentándolo pero fue lo primero que logré controlar. Estaba enfocada, quería regresar a casa. Podría parecer una humana más entre miles y vivir la vida que creí que tendría desde que era niña.


El día había llegado y mi mente solo podía pensar en los años que había perdido en este lugar lejos de mi madre. A veces tenía pesadillas. Algunas eran de mi madre muriendo sentada esperándome y otros de mi llegando a la Tierra y ella ya había fallecido. Llevaba 5 años en Ganimedes. 5 años ganianos eran 32 años en la Tierra. Había pasado demasiado tiempo y sabía que si no me iba pronto jamás volvería a ver a mi madre. Solo debía esperar a que finalizara la coronación.


***


-¿Te irás, cierto? Luego de que se acabe todo esta celebración hipócrita.


-Sí. Llevo mucho tiempo esperando esto. ¿Tú no quieres volver?


-Gekna… Mi madre huyó espantada de mí luego de que empecé a mostrar los cambios en mi piel. Me abandonó y aunque la odio por eso, no sé si puedo culparla. Míranos a todos aquí, parecemos monstruos ante los humanos. No tengo a donde o con quien volver.


-Lo siento… ¿Y si?... ¿Y si vienes conmigo a la Tierra? Estaríamos juntas. ¿Vendrías conmigo, Fikxy?


-¿Es en serio?


-¿Me ves vacilar? Puedes entrar en mi cabeza, así que sabes que no bromeo.


-¿Qué te hace pensar siquiera que iría contigo?


-Porque odias este lugar tanto como yo… Y porque a pesar de que pertenecemos aquí, aun así nos ven distinto por ser las únicas con ADN humano.


-Lo pensaré.


***


Lo fatídico de los planes, es que a veces no resultan como esperabas.


Un vestido extravagante y los nervios a flor de piel. Casi sentía como si estuviera a punto de casarme, pero ese no era el caso. Mi padre me esperaba al final del altar en donde lo vería por primera vez. Las puertas se abrieron y comencé a caminar a su encuentro. De ambos lados del pasillo habían muchos ganianos y otras especies presenciando el evento. Lo irónico es que con tanta felicidad no habíamos pensado en la masacre que se aproximaba. Al final de mi camino, logré verlo. Mi corazón estaba en un nudo, a pesar de que expresara mi desagrado por este mundo y mi linaje, me ponía nerviosa la posibilidad de decepcionarlo. Pero su sonrisa me tranquilizó. Hablo en mi mente y dijo:


“Hermosa y fuerte, al igual que tu madre. He visto muchos de tus entrenamientos y misiones, sé que te has esforzado. Lamento no haber podido verte antes, pero así es la ley en Ganímedes. Tal vez me odies por quien eres pero estoy orgulloso de tu entrenamiento.”


Sólo podía verlo a los ojos, a diferencia de muchos, él los tenía de color dorado. Su piel era verde oscuro. Se veía fuerte y era mucho más alto que yo. Y su cabello era plateado, corto y liso. Lo entendía, de no ser un ganiano sería la perfecta imagen de un padre en sus 40’s. Le respondí luego de procesar todo.


“No te odio. Podría, pero no lo hago. La principal razón por la que he trabajado tanto es para poder volver a mi hogar. Es lo que quiero y se que luego de esta coronación, si tu lo apruebas puedo regresar y vivir el resto de mis días junto con mi madre.”


Un largo silencio mental hacía juego con el silencio del enorme salón de ventanales amplios que dejaba ver las estrellas a lo lejos, mientras las fuertes columnas plateadas sujetaban el domo dorado que albergaba a más de 3000 ganianos en la ceremonia.


“Lo apruebo. Puedes irte luego de la ceremonia. Pero me gustaría tener una última conversación contigo antes de tu viaje”


Asentí, aliviada y liberé el aire en mis pulmones que inconscientemente estaba reteniendo. No pude evitar sonreir un poco. Como era de esperarse, Él, mi padre, besó mi frente y yo su mano. Una última mirada y capté una sonrisa ladeada casi imperceptible, pero no para mí, pues yo también hacía ese gesto muy a menudo.


Tal vez si hubiera apostado algo habría ganado. Mi padre eligió a Tukna para desposar al guerrero prodigio y al finalizar la ceremonia de unión, yo podría irme. Tukna se convertiría en una esposa y pasaría ser una imagen similar a Taknae. Faltaban un par de años ganianos para que mi padre entregara el trono al guerrero y pudiera dirigir con Tukna a su lado. Pero simplemente eso no sería lo que pasaría.


Ambos estaban frente a mi padre, Tukna y su futuro esposo. Taknae estaba como siempre al lado izquierdo de mi padre, mientras que Mikta, Fikxy y yo habíamos bajado del altar y esperábamos a un costado a que todo finalizara. Pero antes de contraer las nupcias, la novia se había inclinado dando una reverencia y al levantarse había desenvainado su daga dorada que siempre llevaba con ella en su bota y… La cantidad de sangre que había salpicado del cuello del que hubiera sido su esposo, luego de que con un movimiento cortara su garganta, fue impresionante.


Algunos gritos y luego un silencio sepulcral se había instalado en el salón, todos estábamos en shock.


Mi padre había pasado del asombro a la ira rápidamente, pero antes de que hubiera levantado su mano para, seguramente, usar sus poderes contra Tukna fue silenciado abruptamente. La espada que atravesaba el pecho de mi padre aún era sostenida por Taknae, su esposa. La guardia real no se había movido un centímetro mientras ocurría todo aquello y el público seguía en shock.


Él solo logró dar media vuelta y ver a su asesina antes de caer al suelo en la cima del altar. Con sus ojos en mí y en mis dos hermanas, con sangre en sus labios, dijo que corriéramos.

It was then that the green-haired girl smiled as she looked at me, still with her head cocked to one side, standing behind the leader. Would I have to go with them? Would my mom let them take me? My doubts were making my blood boil. Desperation was gripping my waist and making my stomach ache. Just then I felt my mother loosen her grip on my hand and her tense shoulders slumped wearily, her face reflecting sadness.


I had only seen her like that once before, when our horse Kkimo had fallen ill with tetanus and it had taken many days for the vet to return from his trip to the city. Kkimo died a few days later and we hadn't been able to save him. Did that mean my mother couldn't save me? Did she know these people?


- We are authorized to attack the caretaker if she decides not to cooperate with the delivery of the progeny. You know that.


Would they hurt my mother if I didn't go with them? Like a rush of adrenaline, I felt it. Her anger. Even his face had changed. It was a thousand times worse than when I felt her anger when I refused to pick up my toys and tidy my room. I knew he was changing his mind, if he had made up his mind at all. I still didn't understand anything, but I wouldn't let them hurt her.


- I will go with you.


Everyone, including my mother, who wasn't watching me or had noticed my presence turned to look at me. The green-haired girl was now frowning and her smile was gone. My mother knelt down in front of me and grabbed my shoulders.


- How can you say that if you don't know what you're up against? This won't be a vacation, it's something else entirely. - She had started to shed some tears. So I hugged her as tight as I could.


- I just don't want you to get hurt.


I had climbed up the silver monument, leaving my mother on the ground crying for me. Inside the strange sort of plane or ship, everything was white, there were corridors and sliding doors, also electronic panels on the walls. I was guided to a kind of bedroom, as it had a bed in the middle.


Once again the green-haired girl was the one who was interested in me. She had told me to lie down and hold out my arm. In doing so she quickly poked me with a small golden object that I had not seen in her hand. But before I could claim it I had been swept into a deep sleep. To this day it has been several earth years since that happened. But I remember crying every night, for my mother and the home I had loved, since I first awoke on Ganymede.


I learned to adapt and not reflect my weakness, which was pretty much my entire existence, but I learned to pretend and hide my humanity. I had come to this place when I was only 9 years old, but time here passed differently. 1 day on Ganymede was equivalent to 7 days on Earth. I always thought of my mother and the promise I had made to her. The girl with the bright green hair had turned out to be Fikxy, my half-sister. One of them. At first she annoyed me a lot, watched me and punished me. But then I discovered that she liked me best when I got angry, when I refused to give her the pleasure of seeing me fall. After all, the changes in my skin would not be the only new thing.


I was the youngest of four sisters. Half sisters. Our biological mothers were from different planets and our father, well, he was the monarch and the one who had procreated his line of heiresses. Ganians could not procreate with each other, simply trying to procreate resulted in miscarriage, so they had to procreate with other species.


We were not allowed to see our father until the day of our coronation and to do so I had to train for several years to fully master my powers. Ganians, especially those of royal lineage possessed a variety of amazing psychic, telekinetic and transformational gifts, but handling them was almost unbearable.


Every night I felt the sensation of an electric current wanting to escape my body after waking up here. Leaving the earthly atmosphere had activated the part of me that had been silent. Many times I felt as if my muscles were being torn. Between that, missing my mother and my life on earth there were many times when crying wasn't enough, I felt like I couldn't take it anymore. And almost as if I sensed it, Fikxy would come into my room those nights. She would just sit in the doorway and watch me silently, pursed her lips and folded her arms. I wanted to be alone and let myself go, but that was exactly what she wouldn't allow. Eventually I understood why there was a connection between Fikxy and me, our mothers were from Earth, while for the others the story was different.


Tukna was the eldest of us all and had been sired from the same species as Taknae, the second in command on Ganymede and who had crossed words with my mother so long ago. Tukna was fierce, a fearless militant and cool in combat. She had mastered all her skills at a young age and received direct orders from Taknae for special missions. With me she was simply aloof and perceived me as a hindrance.


Then there was Mikta, procreated with an unknown species from a planet rarely visited by Ganians. Mysterious, sarcastic but she preferred to ignore me most of the time and when she didn't she would snidely express that she would never be ready. That made me lose my self-control a bit and I became aggressive, especially on training missions. After a while I could no longer tolerate her, but I had witnessed in the shadows some subtle gestures by which I came to understand that she really did not want me dead.


I was the last one left for her coronation, but that would not bind me to this place. On the day of my coronation I would meet my father and he would decide based on our years of training who would be next in command. The best strategist and warrior of the Ganians would marry the best of the monarch's daughters and that was only based on intelligence, audacity and strength. It was clear to me that the chosen one would be Tukna. After that I could request my return to Earth, hiding would not be a problem since I had mastered my transformation ability, I almost lost my life force trying but it was the first thing I managed to control. I was focused, I wanted to return home. I could look like just another human among thousands and live the life I thought I would have since I was a child.


The day had come and my mind could only think of the years I had wasted in this place away from my mother. Sometimes I had nightmares. Some of them were of my mother dying sitting there waiting for me and others of me arriving on Earth and she had already passed away. I had been on Ganymede for 5 years. 5 Ganymede years was 32 years on Earth. It had been too long and I knew that if I didn't leave soon I would never see my mother again. I just had to wait for the coronation to be over.


***


-You will leave, won't you? After all this hypocritical celebration is over.


-Yes. I've been waiting for this for a long time. -You don't want to go back?


-Gekna... -My mother ran away from me in horror after I started showing the changes in my skin. She abandoned me and even though I hate her for it, I don't know if I can blame her. Look at all of us here, we look like monsters to humans. I have nowhere to go or no one to go back to.


-I'm sorry... What if... What if you came with me to Earth? We'd be together. Will you come with me, Fikxy?


-Are you serious?


-Do you see me wavering? You can get inside my head, so you know I'm not kidding.


-What makes you even think I'd go with you? -Because you hate this place?


-Because you hate this place as much as I do... And because even though we belong here, we still look different because we're the only ones with human DNA.


-I'll think about it.


***


The fateful thing about plans is that sometimes they don't turn out the way you expected.


An extravagant dress and nerves on edge. I almost felt like I was about to get married, but that wasn't the case. My father was waiting for me at the end of the aisle where I would see him for the first time. The doors opened and I began to walk to meet him. On both sides of the aisle there were many ganians and other species witnessing the event. The irony is that with so much happiness we had not thought about the massacre that was coming. At the end of my walk, I managed to see it. My heart was in a knot, even though I expressed my dislike for this world and my lineage, I was nervous about the possibility of disappointing him. But his smile reassured me. He spoke in my mind and said:


"Beautiful and strong, just like your mother. I've seen a lot of your training and missions, I know you've worked hard. I'm sorry I didn't get to see you sooner, but that's the law on Ganymede. You may hate me for who you are but I am proud of your training."


I could only look into his eyes, unlike many, he had golden ones. His skin was dark green. He looked strong and was much taller than me. And his hair was silver, short and straight. I understood, if he wasn't a ganian he would be the perfect image of a father in his 40's. I replied after processing everything.


"I don't hate you. I could, but I don't. The main reason I've worked so hard is so I can go home. It's what I want and I know that after this coronation, if you approve I can go back and live out the rest of my days together with my mother."


A long mental silence matched the silence of the huge hall with wide windows that let the stars show in the distance, while the strong silver columns held up the golden dome that housed more than 3000 Ganians at the ceremony.


"I approve. You may leave after the ceremony. But I would like to have one last conversation with you before your trip."


I nodded, relieved and released the air in my lungs that I was unconsciously holding. I couldn't help but smile a little. As expected, He, my father, kissed my forehead and I kissed his hand. One last glance and I caught an almost imperceptible lopsided smile, but not for me, as I too often made that gesture.


Maybe if I had bet something I would have won. My father chose Tukna to betroth the prodigy warrior and at the end of the joining ceremony, I could leave. Tukna would become a wife and pass into a similar image to Taknae. It would be a couple of ganian years before my father would hand over the throne to the warrior and I could lead with Tukna at his side. But that simply would not be what would happen.


They both stood before my father, Tukna and her future husband. Taknae was as usual on my father's left side, while Mikta, Fikxy and I had stepped down from the altar and were waiting on the side for everything to be finalized. But before contracting the nuptials, the bride had bowed and upon rising she had unsheathed her golden dagger that she always carried with her in her boot and... The amount of blood that had splashed from the neck of the one who would have been her husband, after she cut his throat with one movement, was impressive.


A few screams and then a sepulchral silence had settled in the room, we were all in shock.


My father had gone from shock to anger quickly, but before he had even raised his hand to, surely, use his powers against Tukna he was abruptly silenced. The sword through my father's chest was still held by Taknae, his wife. The royal guard had not moved an inch while all this was going on and the audience was still in shock.


He only managed to turn around and look at his assassin before he fell to the ground at the top of the altar. With his eyes on me and my two sisters, with blood on his lips, he told us to run.