Miss Shaughnessy: El Juicio [ENG/ESP]

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Georgetown had become a living hell for the Wilson family. No one believed anything that was said about Caroline, many dared to entertain the idea that the women of the town had some sort of curse that made them different from the rest of the nation. Even more shocking was to find the case in a national newspaper; I had concentrated my efforts on writing an article with the lurid details of the crime, without, however, damaging the investigation.

Roberth was very absent those days; the police station had never handled an investigation of such magnitude. On the one hand, there were the Wilsons, who were trying to protect their little girl from what they called "a misunderstanding," and they hired a lawyer whom I knew very well. Harry Brooks, he was known for having won some pretty tough cases in London.

Once we had proceeded to arrest Caroline, we posted the largest bail bond in the history of Georgetown. It amounted to £50,000, and not even a family as wealthy as the Wilsons could afford to pay such a sum. As if that were not enough, the whole family tried to exert pressure with their contacts in the government, but as soon as the details of the crime came to light, all public opinion turned against Caroline.

On the other hand, we had to prepare the prosecution to win the case. We had the testimony of two reliable witnesses and two others who were of interest. Henry, the Wilsons' chauffeur, was a tough nut to crack. He didn't want to be involved in anything that would in any way harm the family that had hired him for years, but he was a witness who helped us place Caroline at the scene of the crime.

We also had irrefutable evidence. Traces of imperial tea were found in Thomas's stomach, oddly enough, my friend had not eaten much that fateful day, which made it even easier to examine the evidence. Other evidence was just as compelling, the letters, the threats, Thomas' psychotic episodes and above all the appearance of a fourth witness.

Roman Arnold, was a very close friend of Thomas. They had taught together for years and he was well aware of the affair he had been having with Caroline. It was crucial to know a close opinion about how Thomas felt at the end of his days, his last hours, his despair. Caroline would threaten to accuse him of rape, then tell him she was pregnant, then tell him to divorce Margareth. She even faked a suicide attempt.

Camille, for her part, received all the hatred from the Wilsons, yet I agreed to give her credits in my articles as a way to lessen the stress that loomed over him. With so much going on, The Mirror asked me to look into other crimes near Georgetown, I agreed of course, but my attention was focused on everything that was going on in the Thomas case.

Margareth settled permanently in her parents' house, under constant police surveillance. If she ran away it could be detrimental to the case. In spite of everything that was going on, I counted on Roberth's company wherever I went, so much so that at some point I began to enjoy his company. He was a very warm man, I realized that I myself had refused to see him in any other way than as the friend who accompanied me in my early years.

I calmly accepted his demands, I let everything come naturally. By the time the trial had begun, we already had a budding relationship. We were both adults, past 35, divorced and already had a career. Although I knew that at some point I had to return to London, I felt fulfilled by its details. Little by little I left the hotel where I had spent my nights, to go to the places that Robert frequented.

All this was going on while the jury and a judge were deliberating the future of a murderer. Almost 5 months passed, days in which the hours seemed eternal. Constant pressure poured in every time the details of the trial were published in the press. If by some mistake Caroline managed to get out of such a situation, her reputation would be tarnished forever.

It was very hard to be a woman in those days, society simply banished those who did not follow the rules. I had experienced it myself, but with Caroline it was even worse. As we investigated we found out that she had indeed been pregnant, but that she had terminated her pregnancy, which was illegal at the time. Another thing we found out was that she had been testing other poisons on animals, which was a degree of cruelty to her.

Caroline was a child neglected by her parents, she had no compassion for anyone, even her gaze was icy, expressionless. You couldn't connect with her, she was haughty, vulgar and defiant, as a woman I wanted them not to focus on her past, but it brought up dozens of stories that outweighed each other. It was a wearing process, as much as I wanted her to be condemned, I found the weight of public opinion exacerbated.

Just as the fall of that year was almost upon us, we learned a detail we had not previously considered. The defense had hired a panel of experts that included a psychiatrist and a psychologist; soon something would change the course of events and put us on alert.

To be continued...

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Georgetown se había convertido en un verdadero infierno para la familia Wilson. Nadie daba crédito a todo cuanto se decía de Caroline, muchos se atrevían a sopesar la idea de que las mujeres del pueblo tenían una especie de maleficio, que las hacía diferentes al resto de la nación. Más impactante aún fue encontrar el caso en un diario nacional; había concentrado mi esfuerzo en escribir un artículo con los detalles escabrosos del crimen, sin, con ello, dañar la investigación.

Roberth estaba muy ausente aquellos días, la estación de policía nunca había manejado una investigación de tal magnitud. Sobre todo nunca habían soportado tanta presión pública por un caso, por un lado, estaban los Wilson, que trataban de proteger a su niña de lo que llamaban era "un malentendido", contrataron a un abogado el cual yo conocía muy bien. Harry Brooks, era reconocido por haber ganado casos bastante difíciles en Londres.

Toda vez que habíamos procedido a arrestar a Caroline, colocamos la mayor fianza judicial en la historia de Georgetown. El monto ascendía a los £50.000, ni siquiera una familia tan pudiente como los Wilson podían darse el lujo de pagar tal cantidad. Por si fuera poco, toda la familia trataba de presionar con sus contactos en el gobierno, pero en cuanto salió a la luz los detalles del crimen, toda la opinión pública se volcó en contra de Caroline.

Por otra parte, teníamos que preparar a la fiscalía para ganar el caso. Contábamos con el testimonio de dos testigos seguros y dos más que eran de interés. Henry, el chófer de los Wilson, fue un hueso duro de roer. Él no quería verse involucrado en algo que de alguna manera dañará a la familia que le había contratado por años, pero era un testigo que nos ayudaba a ubicar a Caroline en la escena del crimen.

También contábamos con pruebas irrefutables. En el estómago de Thomas se hallaron restos de té imperial, por raro que parezca, mi amigo no había comido mucho aquel fatídico día, lo que hizo aún más fácil examinar la evidencia. Otras pruebas eran igual de contundentes, las cartas, las amenazas, los episodios psicóticos de Thomas y sobre todo la aparición de un cuarto testigo.

Roman Arnold, era un amigo muy cercano de Thomas. Juntos habían impartido clases por años y sabía muy bien del affaire que había tenido esté con Caroline. Fue determinante saber una opinión cercana acerca de cómo se sentía Thomas al final de sus días, sus últimas horas, su desesperación. Caroline lo amenazaba con acusarlo de violación, luego le decía que estaba embarazada, que se divorciará de Margareth. Incluso llegó a fingir un intento de suicidio.

Camille por su parte, recibió todo el odio de los Wilson, sin embargo, accedí a darle créditos en mis artículos como forma de aminorar el estrés que se cernía sobre él. Con tantas cosas sucediendo, The Mirror me pidió que investigará acerca de otros crímenes cercanos a Georgetown, accedí por supuesto, pero mi atención estaba centrada en todo cuanto sucedía en el caso de Thomas.

Margareth se instaló definitivamente en la casa de sus padres, bajo la vigilancia constante de la policía. Si huía podía ser perjudicial para el caso. A pesar de todo cuanto pasaba contaba con la compañía de Roberth a donde fuera, tanto que en algún punto comencé a disfrutar de su compañía. Era un hombre muy cálido, comprendí que yo misma me había negado a verlo de otra manera, que no fuera como el amigo que me acompañó en mis primeros años.

Acepté con calma sus pretensiones, deje que todo surgiera de manera natural. Cuando hubo comenzado el juicio, ya teníamos una relación en ciernes. Ambos éramos personas adultas, pasábamos los 35 años, nos habíamos divorciado y ya teníamos una profesión. Aunque sabía que en algún momento tenía que regresar a Londres, me sentía plena con sus detalles. Poco a poco fui abandonando el hotel donde había pasado mis noches, para irme adentrando a los sitios que Roberth frecuentaba.

Todo aquello pasaba mientras el jurado y un juez deliberaba por el futuro de una asesina. Pasaron casi 5 meses, días en los cuales las horas parecían eternas. Una presión constante se vertía cada vez que se publicaban los detalles del juicio en la prensa. Si por algún error Caroline lograba salir airosa de tan situación, su reputación iba a quedar manchada para siempre.

Era muy duro ser una mujer en aquellos días, la sociedad simplemente desterrada a aquellas que no seguían el deber ser. Yo misma lo había vivido, pero con Caroline era aún peor. Mientras investigábamos nos dimos cuenta de que sí había estado embarazada, pero que había interrumpido su embarazo, cosa ilegal por aquel entonces. Otra cosa que encontramos fue que había estado haciendo pruebas con otros venenos en animales, eso le profería un cierto grado de crueldad.

Caroline era una niña descuidada por sus padres, no tenía compasión por nadie, incluso su mirada era gélida, inexpresiva. No podías conectar con ella, era altanera, vulgar y desafiante, como mujer quise que no se centrarán en su pasado, pero salieron a relucir decenas de historias que se superaban una a la otra. Era un proceso desgastante, a pesar de cuanto quería que la condenaran, me parecía exacerbado el peso de la opinión pública.

Justo cuando casi llegaba el otoño de aquel año, supimos un detalle que hasta ahora no habíamos considerado. La defensa había contratado a un panel de expertos que incluían a un psiquiatra y a un psicólogo, pronto algo cambiaría el curso de los hechos y nos pondría en alerta.

Continuará...


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Lo que le pasó a Thomas es como caer en manos del equivocado.

Caroline, que no tiene compasión por nadie, no es normal, esa es la forma correcta de describir su comportamiento.

Pero es así de triste si la vida ya es un desperdicio.

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No hay que dejarse llevar por la primera impresión... Se que nos sorprenderás con el desenlace.
Lo esperaré 😉

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Great Post!

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Hello @franchalad, It's always nice reading your post. What I find amazing is how you can link 2 stories together and still make each one stand on its own. I have read the other part of this Caroline and Margaret story and I'm really amazed that you don't run out of ideas, Plus you still make it even more interesting, intriguing and suspense filled. This time I think it's over for Caroline but I hope to see how the story would continue. Thanks for sharing

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