[ᴇꜱᴘ-ᴇɴɢ] Tengo casi 30 años, ¿Qué estoy haciendo?

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La Encrucijada de los 30, en esas me encuentro. Es completamente normal sentirse desorientado incluso cuando, desde afuera, parece que lo tienes todo.

Quiero abrir mi corazón con una confesión que me pesa mucho, especialmente en este espacio donde compartimos la realidad sin filtros. Miren mi vida desde afuera:

Tengo un Negocio Propio. Sí, mi peluquería, mi pequeño espacio de belleza, es mío. Monté este sueño desde cero, soy mi propia jefa y eso me da un orgullo enorme.

Tengo un hogar, es mi casa. Un lugar donde puedo colgar mis cuadros y sé que tengo una base estable. Es un logro que me costó sangre, sudor y lágrimas.

Estoy casada con mi persona favorita, alguien que me apoya y es mi compañero de vida.

Si pones estos tres puntos en una lista de verificación de "adultez exitosa" antes de los 30... ¡la he superado! Y aquí viene la pregunta incómoda, ¿Por qué, si tengo todo, me siento absolutamente desorientada?

El problema es que, cuando llegas a la cima de una montaña, tienes que encontrar la siguiente. Y yo... no veo ninguna. Mi gran contra no es la falta de logros, sino la falta de proyección, de metas y de sueños, me siento en una cuerda floja, me siento sin nada más que hacer, como si de pronto se hubiese acabado todo.

El Agotamiento de la Meta Cumplida: La adrenalina de abrir el negocio se fue. La emoción de firmar los papeles de la casa se disipó. Ahora, todo es rutina. Siento que agoté mi lista de propósitos y ahora solo queda mantener lo que ya existe. Eso genera un desánimo profundo.

Mi negocio, mi casa, mi matrimonio... son cosas maravillosas, pero ahora me pregunto ¿Qué más viene? Me gradué y soy periodista pero no hago más nada, ni quiero ejercerlo tampoco. Esta duda me quita la energía.

Me gustaría explorar, algo muy diferente a la peluquería, pero el miedo me paraliza. El miedo a fallar, a perder lo que tanto me costó, me tiene atada. ¿Les suena familiar? ¿Alguna vez han mirado sus grandes logros y se han preguntado: "¿Y ahora qué?" La seguridad que tanto me costó conseguir, ahora me está sofocando.

Y me quedo con lo siguiente, ahora que estoy a punto de mis 30, no tengo niños, y tengo todo esto, debo aprovecharlo y debería ser más feliz, agradecer más, y si tú estás en esta misma encrucijada, quiero decirte lo que entiendo de mi reflexión , tu valor no es tu lista de logros. Es tu capacidad de seguir buscando. No estamos rotos, solo hemos superado la primera etapa del juego. Ahora es hora de encontrar el nivel dos.

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The crossroads of 30, that's where I find myself. It's completely normal to feel disoriented even when, from the outside, it seems like you have it all.

I want to open my heart with a confession that weighs heavily on me, especially in this space where we share reality without filters. Look at my life from the outside:

I have my own business. Yes, my hair salon, my little beauty space, is mine. I built this dream from scratch, I am my own boss, and that makes me enormously proud.

I have a home, it's my house. A place where I can hang my pictures and know that I have a stable foundation. It's an achievement that cost me blood, sweat, and tears.

I'm married to my favorite person, someone who supports me and is my life partner.

If you put these three points on a checklist for “successful adulthood” before 30... I've passed! And here comes the uncomfortable question: Why, if I have everything, do I feel completely lost?

The problem is that when you reach the top of a mountain, you have to find the next one. And I... I don't see any. My big problem is not a lack of achievements, but a lack of vision, goals, and dreams. I feel like I'm on a tightrope, with nothing left to do, as if suddenly everything has come to an end.

The exhaustion of having achieved my goal: The adrenaline rush of starting the business is gone. The excitement of signing the papers for the house has dissipated. Now, everything is routine. I feel like I've exhausted my list of goals and now all that's left is to maintain what already exists. That creates a deep sense of discouragement.

My business, my house, my marriage... these are wonderful things, but now I wonder, what's next? I graduated and I'm a journalist, but I don't do anything else, nor do I want to practice it. This doubt drains my energy.

I would like to explore something very different from hairdressing, but fear paralyzes me. The fear of failing, of losing what I worked so hard for, has me tied down. Does this sound familiar? Have you ever looked at your great achievements and asked yourself, “What now?” The security that I worked so hard to achieve is now suffocating me.

And I'm left with the following: now that I'm about to turn 30, I don't have children, and I have all this, I should take advantage of it and be happier, be more grateful, and if you're at this same crossroads, I want to tell you what I understand from my reflection: your value is not your list of achievements. It's your ability to keep searching. We're not broken, we've just passed the first stage of the game. Now it's time to find level two.

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