(esp)

Algo la había dañado

Marta, cada día que pasaba, sentía que la sociedad tecnificada en la que ella vivia le absorbía, sustituyendo creencias que le habían transferido sus padres en su infancia. Aún recordaba los veranos cuando iba a la finca de sus abuelos en los que las tareas domésticas se hacían de forma manual.

Llegado al punto de su angustia, por las noches, ahora comenzó a tener pesadillas en las que su rostro, ella veia su cara cortada y que le brotaba una maquinaria. Una de esas madrugadas, sudorosa y asustada se llevaba las manos a su pecho y dirigiéndose al espejo del cuarto de baño, sorprendida por la imagen que este le reflejaba de una mujer idéntica a ella, con un mecanismo de relojería que le rotaba automáticamente el cuello.

De pronto despertó, se extrañó de estar de pie frente al espejo, un desasosiego le nublo la vista, cayendo al suelo inconsciente. Allí su hermana la encontró, que inmediatamente llamo al servicio de urgencia.

Al llegar los paramédicos, Marta volvió en sí, hablando palabras incoherentes, solo se le entendia, qué le ayudaran a reparar, su máquina interna de relojería, ya que algo la había dañado.