Por lo tanto, mis queridos hermanos, manténganse firmes e inconmovibles, progresando siempre en la obra del Señor, conscientes de que su trabajo en el Señor no es en vano. (1 Corintios 15:58).

Sabemos que tenemos una naturaleza pecaminosa y que somos propensos a muchas debilidades de nuestros deseos carnales, pero, como aquellos nacidos en Cristo, tenemos la promesa de vencer al mundo y sus deseos desordenados.

Hay momentos en los que tenemos la tendencia a resbalar y caer debido a las fuertes atracciones que el mundo ejerce sobre nuestras vidas, sin embargo, Dios nos da un consejo en este día y nos dice: "mantente firme e inamovible". La única manera de mantenerse firme sin vacilar es apoyarse en la roca inconmovible, que es Jesucristo. Si nos centramos en el Señor y meditamos en sus actos poderosos, obtendremos el valor y la fuerza para superar cualquier cosa que pueda derribarnos.

Es necesario santificarnos continuamente para alejarnos de las cosas del mundo y para conseguir todo esto, el apóstol Pablo nos aconseja y dice: "progresando siempre en la obra del Señor". Es necesario valorar el trabajo que realizamos en la obra del Señor, cumpliendo en todo momento el ministerio que hemos recibido del Señor y realizando la labor de evangelización. Si nos mantenemos ocupados en los asuntos sagrados de Dios, el enemigo simplemente huirá de nosotros y Dios nos librará de toda tentación.

Querido amigo, no te rindas, Dios está con los que ayudan a que su obra progrese y se mantienen firmes sirviendo de todo corazón en la obra de evangelización.

No te olvides, no te rindas, porque en Cristo eres más que vencedor.