El regalo que nunca imaginé | Relato I

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(Edited)

Uno de los mayores descubrimientos que hace un hombre, una de sus grandes sorpresas, es descubrir que puede hacer lo que temía no poder hacer.
Henry Ford

Photo by Alexander Krivitskiy on Unsplash

Faltando pocos días para su cumpleaños número 50, su mejor amigo le envió a su teléfono una clave temporal de acceso a la base de datos de las mejores chicas de la ciudad.

-La mejor forma de celebrar medio siglo de vida, es inyectándole colágeno a ese cuerpo que lleva tanto tiempo solo. Le dijo su amigo con una sonrisa sardónica en los labios.

No es que fuera puritano o que nunca hubiera frecuentado antros de mujeres, pero de facto rechazó el regalo de su amigo, alegando que no tenía necesidad de eso. Sin embargo, se quedó con la clave de acceso.

Pasada la media noche, cuando ya se disponía a dormir, recordó la clave y –como quien no quiere la cosa– entró a la base datos de las chicas. Es increíble lo que se puede hallar en esas bases de datos. Mujeres que jamás hubieras pensado que ofrecerían sus servicios a cambio de dinero: estudiantes, profesionales y hasta reconocidas damas del hogar.

Una linda chica de tez blanca y largas piernas llamó poderosamente su atención; había algo familiar en ella, pero no lograba identificarlo. De forma casi automática o instintiva clickeo en el botón de contratación y concretó el pago, reservando toda la noche previa a su cumpleaños.

Minutos después le llegó un correo electrónico indicando el número de habitación y hotel seleccionado para la gran noche. Adjunto había una especie de documento legal con cláusulas que contenían las condiciones específicas del contrato, incluyendo los excesos o limitaciones establecidos por la chica contratada, y finalizando con un addendum de confidencialidad y silencio. A esas alturas ya no le quedaba otra salida que pulsar el botón de “Aceptar”. Su curiosidad y morbo iban in crescendo, y su corazón palpitaba más rápido, haciendo que el sueño se le esfumara.

Llegado el día, se afeitó, se arregló y se perfumó queriendo parecer más joven. Se miró al espejo sintiéndose orgulloso de lo conservado que estaba, se dio una palmadita en el cachete y con una boba sonrisa se marchó al lugar pautado.

Nervioso, insertó la llave electrónica en la cerradura de la puerta y avanzó con paso torpe hacia el interior de la habitación. Una antesala lo aguardaba con licores y entremeses frescos; al fondo, una recamara con una tenue luz roja dejaba ver una maleta abierta llena de juguetes sexuales, así como sogas y correas que colgaban de una armazón que rodeaba la cama. La suave música de fondo incitaba al pecado, pero la habitación estaba vacía.

Como hombre obsesivo y exigente, hizo un recorrido visual minucioso a cada detalle de la habitación, se apoltronó en un cómodo sillón, se sirvió un trago de un coñac añejo y esperó ansiosamente a que se abriera la puerta. Se sentía satisfecho con el servicio contratado, aunque le faltaba ver la mejor parte: la delgada chica de piernas largas.

El tiempo transcurría y la chica no llegaba; la botella disminuía mientras las ansias aumentaban. Luego de largo rato, cuando ya sus ojos se cerraban vencido por el alcohol y el sueño, vio encenderse el led verde de la cerradura y la puerta se abrió.

Una chica alta y delgada de unos veinte años aproximadamente avanzó lentamente, moviendo sus caderas como si fueran arrastradas por el vaivén de unas invisibles olas. Llevaba una minifalda y unas botas altas que hacían ver sus piernas más largas de lo que ya eran. Bajo su suéter se contorneaban unos senos redondos y prominentes que contrastaban sus menos voluptuosos glúteos; pero, lo que más le llamo la atención fueron sus grandes ojos achinados, cuyo maquillaje ocultaba aquello que le había sido familiar cuando la vio por primera vez en el catálogo.

Se acercó, le retiró el vaso de las manos y le cerró la boca con largo y profundo beso, mientras sus piernas se enroscaban cual serpientes alrededor de su cadera. Allí, en la cercanía de sus cuerpos, supieron que se conocían desde que ella era una niña.

El deseo y la pasión los consumía, así que no hubo comentarios ni preguntas hasta llegada la madrugada.

¿Cuál es la historia detrás de esa carita tierna y esas largas piernas? ¿cómo fue que a tan corta edad terminaste en este oficio? Le preguntó mientras encendía un cigarro.

Ella sacó un Vaper de su cartera, lo encendió y posando sus piernas sobre él le dijo: “Pagaste toda la noche, así que tienes tiempo suficiente para escuchar toda la historia”.

Aquella historia no le era ajena del todo, pero lo dejó conmovido de ver lo vulnerable que son nuestros adolescentes, inmersos en sus sueños de grandeza dentro de un país con una profunda crisis económica, social y moral.

(Continúa…)

--Texto de mi autoría E.Rivera--

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17 comments
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Un buen cuento con una secuencia bien elaborada. Al principio pensaba que la historia trataba sobre "Trata de blancas", pero luego me di cuenta que trata de una necesidad, cerrando este capítulo para dejar un final reflexivo.

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Por lo general las historias relacionadas con prostitución tiene su trasfondo de "trata de blancas". Ya veremos que opinas con la segunda parte.

Gracias por la visita y comentario.

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De entrada me recordó a Memoria de mis putas tristes, de García Márquez. Ahora toca esperar la segunda parte para saber la historia de la chica.

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Los eternos enamoramientos en la edad adulta... Jaja, tiene un cierto toque que nos recuerda al viejo Gabo. Saludos

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¡Feliz dia de San valentin @eliezerfloyd 😀

Saludos 🤗

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MALOMI TV 💟

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Gracias querida... Igualmente para ti. Espero que la hayas pasado súper.

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Holaa 😀 Siii la he pasado muy agradable 🤗

Espero que tu tambien 😀 Un abrazo grande

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Hola eliezerfloyd, Agradecemos tu presencia en Curaciones Matutinas ¡Gracias por hacerlo posible! Te esperamos el próximo Martes a las 9 AM en nuestro Canal de Discord

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Excelente escrito y narativa de los hechos. Como siempre nos dejas con la curiosidad de saber qué va a pasar.

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Gracias por tu valoración y comentario, amiga.

El fin de toda historia es transmitir un mensaje, experiencia o pensamiento, buscando mantener activa y constante la atención del lector. Me alegra haber logrado ese cometido.

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