La Dicha de Ser Madre ESP-ENG

Náuseas, Mareos, Cansancio, fueron los primeros indicios de que mi vida estaba por cambiar, síntomas que justificaba con mi resistencia a la insulina y mis ovarios poliquísticos, pero que muy dentro de mí sabía que algo diferente estaba pasando, aunque me llenaba de miedo aceptarlo.

Miedos que se esfumaron y se transformaron en un amor inigualable e indescriptible al confirmar mi embarazo, un amor que me lleno de valentía para asumir el mejor rol de mi vida. Mi rol de madre.

Para el momento de mi embarazo, estaba en un punto crucial de mi carrera universitaria y este fue uno de mis primeros retos, seguir estudiando. Sabía que no era necesario abandonar mis estudios, pero también sabía que no sería una situación fácil. Dejar a un lado, mis inmensas ganas de dormir era una lucha diaria, a veces simplemente quería rendirme, dejar a un lado todo y solo disfrutar de mi embarazo.

No es nada fácil lidiar con las responsabilidades y el tiempo que amerita estudiar, trabajar, las obligaciones del hogar y un embarazo, pero mi meta era clara, aprobar la mayor cantidad de materias posibles antes de la llegada del bebé, precisamente para dedicarle más tiempo a él. Afortunadamente, después del primer trimestre, el embarazo fue mucho más tranquilo, los síntomas molestos fueron disminuyendo de la misma forma en que aumentaban las ganas de conocer a mi bebé.

Así transcurrió la primera etapa de mi vida como madre, una etapa realmente hermosa, llena de muchos sentimientos encontrados, llena de mucha esperanza de vida y también de incertidumbre, una etapa que culmino con la llegada de esa personita que lleno de alegría mi vida. Mi pequeño Angel Enrique, quien al día de hoy tiene dos años y medio de edad.

Los primeros días fueron muy difíciles, en medio del dolor debido a la cesárea, la lactancia materna fue algo muy complicado, más de lo que espere, además mi pequeño afronto, problemas de salud, que me llenaban de miedo y angustia, estuve a punto de llegar a la depresión. Pero gracias al apoyo de mi pareja y toda la familia, la situación fue mejorando día con día.

De eso se trata la maternidad de luchar día a día, para superar cada reto que se nos presente, para sacar a nuestros hijos adelante con el más profundo amor, para guiarlos y protegerlos y hacer que sean personas, bondadosas, trabajadoras, independientes y llenos de valores.

Hoy por hoy, estoy muy orgullosa de mi hijo Angel Enrique, un niño que a su corta edad me ha llevado al límite, ha sacado de mi interior la fuerza que pensé que no tenía, se convirtió en mi motor de vida y en mi inspiración diaria. Amo ser su madre, amo su sonrisa, sus travesuras, sus ocurrencias y hasta sus pataletas diarias.

Existen días en que el cansancio nos sobrepasa, ser madres saca a flote nuestro lado más humano, nos hace más sensibles, más empáticas y comprensivas, vemos en el rostro de los niños a nuestros hijos, por eso dicen que el que tiene un hijo tiene a todos los hijos del mundo.

Definitivamente, la maternidad le da un volcó a nuestras vidas y aunque muchas veces todo parece desordenado, angustiante y en ocasiones estresante, al final del día ser madre es indiscutiblemente gratificante y nos hace muy felices.