What is the small decision you made in your life that ended up having a big impact on it?

Greetings friends from @Silverbloguer, followers of the Memory project. Today writing about the theme of week 4, when week 5 has just come out, definitely my attention has been a little scattered, and I confused the theme of this week that culminates. The truth is that it didn't fall badly, as I really enjoyed writing about my childhood and adolescence, part of my history that is full of good memories.

I join the theme of week 4 with delay and with much enthusiasm, since bringing to my memory decisions that determined the path of life I took, always causes me amazement, because things could have been different, and I am sure not better, so my dear girls (granddaughters) today I share with you a not so small decision that changed my course.

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When I was sixteen years old, I finished high school, the level of education that gives you the credentials to enter university. I believe that at that age we are still too young to decide what career we want to follow, especially if we take into account that when you choose a career you are supposed to spend between 25 and 30 years doing the same job.

That is why when you were in the third year of elementary school, at that time, the high schools applied vocational tests, with them the counselor advised you or suggested that you should follow: the area of science, the humanities and a third option that lasted three years and you graduated as a baccalaureate teacher (teacher). My results showed that my forte was in the humanities and the best option would be to study to become a teacher.

I refused, I didn't want to be a teacher, and as a child I loved to play at being the teacher of my sisters and friends. What I was clear about was that my place was in the humanities, so that's where I went.

When I was in fifth grade the vocational tests gave the same result again, teaching was my path, however I did not accept it. I had decided that I wanted to study Industrial Relations, I imagined myself working in a company and not in a school. But there was a small detail, in the city where I live, they did not give that career, they gave it in another nearby city and my mother could not afford the expenses that this would generate.

So I decided to enter the pedagogical school (to study the teaching career) and look for a job to raise some money and then pay the expenses of living and studying away from home. While I was in my third semester at the pedagogical school, a technological university institute opened a career in Industrial Relations in my city. Immediately, I left the pedagogical school and enrolled in the technological one, it was paid, but since I was already working in a school as a teacher, I could pay for it without any problem.

Between study and work, time went by, when I had to do my internship, which was a requirement for graduation, I managed to enter one of the largest and most recognized companies in Venezuela.

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There I met the man who would become my first husband, we fell in love, decided to get married and had a beautiful baby and soon after we divorced (I will tell you about this at some point). The truth is that when I had Marco, my world and my expectations changed, I was no longer interested in working in a company, I simply could not imagine working all day long in a company and seeing my child at night.

Usually, one decision leads to another. I kept my degree and decided to go into teaching. When Marco was about four years old I made another important decision, to resume my studies in pedagogy, with the years I had been working as a teacher I had discovered my vocation, I loved what I did, I loved teaching, learning and giving opportunities to children for a school experience of friendly learning that led them to want to learn.

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I worked thirty-five years as a primary school teacher and ten parallel years at university level. Today, now retired, I confirm that it was a good decision, because the career gave me many satisfactions and some disappointments, while allowing me to develop professionally and open myself to other areas of knowledge that I currently develop with great skill and ability.

With this decision, I not only found my professional path, but also a very special man with whom I have shared thirty-five years of life as a couple, my grandfather, who was my teacher as soon as I started in the pedagogical field. There will be an opportunity to talk about this experience.

For now, what I want to emphasize is that when we make decisions we open the floodgate of a series of chained events, so it is important to stop and evaluate what we want in our life and what is best for us to be and feel good.

This is my participation to the invitation made by @ericvancewalton. Log on to Memoir Monday and join this interesting project of collecting your memories and sharing them.

En Español

¿Cuál es la pequeña decisión que tomaste en tu vida que acabó teniendo un gran impacto en ella?

Saludos amigos de @silverblogger, seguidores del proyecto Memory. Hoy escribiendo sobre el tema de la semana 4, cuando acaba de salir el de la semana 5, definitivamente mi atención ha estado algo dispersa y confundí el tema de esta semana que culmina. La verdad es que no me cayó mal, pues disfruté mucho escribiendo sobre mi niñez y adolescencia, parte de mi historia que está llena de buenos recuerdos.

Me uno al tema de la semana 4 con retraso y con mucho entusiasmo, ya que traer a mi memoria decisiones que determinaron el camino de vida que tomé, siempre me causa asombro, pues las cosas pudiesen haber sido distintas y estoy segura que no mejores, así que mis queridas niñas (nietas) hoy les comparto una no tan pequeña decisión que cambió mi rumbo.

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Cuando tenía dieciséis años terminé el bachillerato, el nivel educativo que te acredita para ingresar a la universidad. Considero que a esa edad aún somos muy jóvenes para decidir que carrera queremos seguir, sobre todo si tomamos en cuenta que cuando eliges una carrera se supone que vas a pasar entre 25 y 30 años realizando la misma labor.

Es por ello que cuando estabas cursando tercer año de educación básica, en aquel tiempo, aplicaban en los liceos las pruebas vocacionales, con ellas el orientador te aconsejaba o sugería que mención te convenía seguir: el área de las ciencias, el de las humanidades y una tercera opción que duraba tres años y egresabas como bachiller docente (maestra). Mis resultados dieron que mi fuerte estaba en humanidades y el más atinado sería estudiar para maestra.

¡Me negué, no quería ser maestra!, y eso que de niña me encantaba jugar a ser la maestra de mis hermanas y amiguitos. En lo que si estaba clara era que mi lugar se encontraba en el área humanística, así que por allí me fui.

Cuando estaba en quinto año las pruebas vocacionales volvieron a dar el mismo resultado, la docencia era mi camino, sin embargo no lo acepté. Había decidido que quería estudiar Relaciones Industriales, me imaginaba trabajando en una empresa y no en una escuela. Pero había un pequeño detalle, en la ciudad donde vivo, no daban esa carrera, la daban en otra ciudad cercana y mi mamá no podía costear los gastos que eso generaría.

Entonces decidí, ingresar al pedagógico, (estudiar la carrera docente) y buscar un trabajo para reunir algo de dinero y luego pagar los gastos de vivir y estudiar fuera de casa. Estando en el tercer semestre en el pedagógico, un Instituto Universitario tecnológico, abrió la carrera de Relaciones Industriales en mi ciudad. Inmediatamente, dejé el pedagógico y me inscribí en el tecnológico, era pago, pero como ya trabajaba en una escuela como maestra, podía pagarlo sin problema.

Entre estudio y trabajo, iba pasando el tiempo, cuando me correspondió hacer las pasantías, que era un requisito para graduarme, logré entrar a una de las empresas más grandes y reconocidas de Venezuela.

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Allí conocí al que sería mi primer esposo, nos enamoramos, decidimos casarnos y tuvimos un hermoso bebé y al poco tiempo nos divorciamos (ya en alguna oportunidad les contaré sobre esto). Lo cierto es que al tener a Marco, mi mundo y mis expectativas cambiaron, ya no me interesaba trabajar en una empresa, sencillamente, no me pude imaginar laborando todo el santo día en una empresa y viendo a mi niño por las noches.

Por lo general, una decisión lleva a otra. Guardé el título obtenido y me decidí por la labor docente. Cuando Marco tenía como cuatro años tomé otra decisión importante, reanudar mis estudios en el pedagógico, con los años que llevaba trabajando como maestra había descubierto mi vocación, amaba lo que hacía, me encantaba enseñar, aprender y darle oportunidades a los niños para una vivencia escolar de aprendizaje amable que los llevase a querer aprender.

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Trabajé treinta y cinco años como decente de primaria y diez paralelos a nivel universitario. Hoy, ya jubilada, confirmo que fue una buena decisión, pues la carrera me dio muchas satisfacciones y algunos sinsabores, al tiempo que me permitió desarrollarme profesionalmente y abrirme a otros espacios de conocimiento que en la actualidad desarrollo con gran destreza y habilidad.

Con esta decisión, no solo encontré mi camino profesional, sino también a un hombre muy especial con los que he compartido treinta y cinco años de vida en pareja, el abuelo, quien fue mi profesor apenas comencé en el pedagógico. Ya habrá oportunidad para hablar de esta vivencia.

Por lo pronto, lo que deseo resaltar es que al tomar decisiones abrimos la compuerta de una serie de eventos encadenados, por lo que es importante detenerse a evaluar lo que queremos en nuestra vida y lo que más nos conviene para estar y sentirnos bien.

Esta es mi participación a la invitación que nos hace @ericvancewalton. Entra a Memoir Monday y únete a este interesante proyecto de recoger tus memorias y compartirlas.