Un día desperté sintiéndome normal, como cualquier otro, me mire en el espejo con mi melena gris desordenada y mi cara somnolienta; me aliste para salir al mundo muy a disgusto, pues mi preferencia es vivir en mi bunker, mi sitio seguro donde no tengo que lidiar a diario con seres humanos.

Mascará, crocs puestas, gorra, lentes, cartera de medio lado, correa ajustada: listo para salir,meto la llave y abordo el ascensor, marco el botón de PB y empieza a bajar, se detiene en el piso 7, entra una vecina cargando un perro salchicha en sus brazos, el perro empieza a ladrar frenéticamente y la vecina lo manda a callar sin éxito, comienza a decirle "pero a que le ladras, aquí no hay nadie, solo estamos tú y yo", me miro en el espejo del ascensor y no me veo; sin embargo, sé que estoy allí porque el perro me está ladrando. La mujer estira las manos enfrente a ella para explorar hacia donde ladra el perro y no logra dar con nada. Mientras tanto yo veo como sus manos atraviesan mi cuerpo, como si fuera de aire, pero no siento ningún tipo de dolor, ninguna sensación extraña, ni siquiera siento la brisa del aire producida por su brazo cortando el aire. La mujer frunce el ceño de forma curiosa, y yo entonces le digo: "Buenos dias, Rita ¿cómo estás?.

Ante esto la mujer se lanza a una esquina del ascensor despavorida y empieza a gritar histéricamente sin entender lo que está pasando, yo tampoco lo entiendo y empiezo a decir: pero que pasa, que está pasando?, y al decirlo la vecina y el perro se alarman aún más.

Llegamos a planta baja y salimos del ascensor, el doge sigue ladrándome, pero yo me dirijo a la puerta trasera, la abro y salgo. Lo que ve la vecina es como la puerta posterior suena como si la estuvieran abriendo, suena el cerrojo metiendo una llave, gira, la puerta se abre hasta la mitad como si estuviera pasando alguien, y luego batiendo se cierra normalmente, como si alguien hubiese pasado, la diferencia es que no vio a nadie.

La vecina cayó desmayada al piso, según ella opinaba que acaba de hablar con un fantasma.

Y desde ese día comenzó mi aventura de volverme invisible, pero todavía no entendía del todo lo que me estaba pasando.

Relato donde convierto mi vida diaria en una aventura, en este caso les cuento de mi necesidad de en dias como hoy de querer ser #invisible, y esto me llevo a crear un relato de ficción interesante, atractivo y agradable para ustedes.

Nuevamente mostrándoles como usar el recurso literario de la simbología y solamente usando el adjetivo "invisible" logro contarles un relato de ficción, emocionante, atractivo, divertido y con mi toque muy personal, pues es mi vida cotidiana la que cuento, es una realidad, que a través de mi ingenio les transformo en toda una aventura.

Espero que les sirva de ejemplo y motivación y sea una referencia útil para ustedes que les ayude construir hermosas cosas.

¡Tengan un hermoso, cálido y visible día mi querida audiencia!