Saludos, amigos de la comunidad @holos-lotus, debido al éxito obtenido por @emiliorios en su dinámica de etiquetas de colores, esta vez nos invita a pensar en el verde. Aquí está mi participación.

Tal como lo expresé en mi publicación anterior, no tengo un color favorito, pero escogí en esa oportunidad el rojo y creo que fueron los tacones altos los que impactaron más y de allí mi interpretación personal; reconozco ahora que no cumplí con el ejercicio, sin embargo, la actividad sacó de mí unos rechazos que estaban ocultos.

El verde es el color de la vida, dicen que de la esperanza, y sí, cuando vemos un cultivo totalmente de ese color podemos anticipar la calidad de producción que tendrá en el futuro.

Cuando mi hijo menor tendría unos ocho años, habíamos comprado recientemente un carro, y nos dio por conocer diferentes sitios del estado Apure. Fuimos en varias oportunidades a recorrer los médanos de la Soledad en el Parque Nacional Santos Luzardo.

Ese era un recorrido de varias horas, un disfrute de color verde, soledad, pensamiento, reflexión, tranquilidad y paz. En una oportunidad invito de nuevo a mi hijo y de inmediato se queja: que para qué, qué vamos a hacer para allá. Le contesto que a pasear y él me dice, "ahí lo que se ve es solo verde y verde por todos lados".

Lo que para mí era algo majestuoso, para él era monotonía, solo verde por todas partes. Dada su manera de ser, ahora que es un hombre, y lo dispuesto que está siempre a tener unas salidas jocosas para todo, puedo entender bien, que ese tipo de viaje lo aburría, y que podía también percibir un aura incómoda en los adultos, en ese momento ya nosotros, sus padres, habíamos planteado el divorcio y no era precisamente un viaje entretenido, (paradójicamente, también ahora es mi compañero en el mundo de las plantas.)

Más adelante cuando comencé a estudiar en la Escuela de Artes plásticas, uno de los profesores, en algunos de los ejercicios donde tenía que dibujar hojas, comentaba: ese verde lleva azul, este tiene amarillo o tiene rojo. Quedaba realmente perpleja porque yo solo veía verde. No fue hasta que estuve bien adentrada en los estudios del color que pude entender bien qué significaba que un verde tuviese amarillo u otro color y cómo darme cuenta de eso.

El verde no es un color estático hay matices más claros, más oscuros, más brillantes, más hacia el amarillo, más hacia el azul y cada uno de ellos transmite una emoción, que solo puedo sentirla en el momento en que estoy tratando de obtener ese todo en mi paleta de colores. No puedo afirmar que el verde en general me transmita una emoción con un referente determinado que no sea vida.

Cuando retornaba a San Fernando hace unos meses y veía el paisaje quemado, en color marrón rojizo extrañaba ese verde y pensaba que algo estaba mal con la naturaleza, que no ofrecía ese paisaje al cual nos tiene acostumbrados. Realmente los fenómenos del cambio climático están haciendo de la suya: un verano demasiado seco que llega a extinguir el color principal y una época de invierno demasiado fuerte para generar inundaciones.

Me gustan las plantas y la idea de tener un jardín ha sido siempre mi meta, pero no me llama la atención la monotonía que puede llegar a ofrecer en un momento el color verde, como decía mi hijo, intento siempre que se intercale una planta con un morado, rojo, naranja, o blanco que creen una realidad variopinta y lleven la vista a reposar en una u otra alternativamente. Esa es mi búsqueda, el verde sí, pero acompañado de otros colores. No sé qué pueda aportar eso con respecto a mi personalidad.

_{Pd. Antes de publicar este post, converso con mi hija y me sorprende la facilidad que tiene para darle a cada color un significado emocional diferente.}

Gracias por tu amable lectura.

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