Ante el dilema de la queja/ESP-ENG
Estoy convencida de que todo lo que no se saque de dentro de uno puede dañarse allí. Como individuos estamos llenos de comportamientos, algunos que chocan a los demás y otros totalmente saludables. Vengo observando desde hace un tiempo el papel que juega la queja en el desempeño de las personas.

Hay quien piensa que la persona no debe quejarse nunca, sino solamente agradecer; eso me parece que está bien, pero hay reacciones normales que traen consigo un grito de dolor, una sorpresa, un lamento, y eso difiere totalmente del tipo de persona que desde que se levanta comienza a expresar incomodidades una tras la otra sin pausa.
Un hombre se queja de que no quiere que le repitan más que no hay electricidad. Esto me hace pensar también, por ejemplo, en los malos olores. Hay lugares que quedan cerca de un sitio donde se producen olores desagradables, como fábricas que elaboran alimentos, aguas negras, crías de animales y otros; las personas se van acostumbrando y llega un momento en que no sienten ningún tipo de incomodidad, pero si llega una persona nueva allí, inmediatamente se va a quejar.
Me pregunto a cuántas cosas nos habremos acostumbrado ya. Nos fuimos quitando capa tras capa, con la idea de no generar molestias, y decidimos ocultarla, y lo que en un momento era algo normal se fue perdiendo por los cambios que se fueron generando, y la persona también perdió la capacidad de queja.
Recuerdo ese ejemplo conocido de la rana a la que le van calentando la olla donde cayó y al tiempo termina quemada porque nunca supo que podía saltar; esto tiene que ver mucho con el grito de queja.
Pienso que muchas veces es necesario expresar la queja: en los sitios de trabajo donde se somete a los empleados a algún tipo de abuso laboral o en instituciones públicas.
He observado, por ejemplo, en algunos supermercados la cantidad excesiva de tiempo que se pierde haciendo la cola para pagar los artículos. Eso pudiera hacerse más sencillo, pero hay unos criterios de revisión de las compras, con una cantidad de trámites y personas que hay que esperar para que coloquen un código, ordenen algún artículo, embalen, revise la cartera, etc., y pues las personas se han ido acostumbrando a distintos trámites, que muchas veces se vuelven falta de respeto al cliente, que muy pocas veces decide quejarse.
Culturalmente, tenemos formas de comportarnos distintas a otros países y en muchas de ellas hay procedimientos que se han mantenido a lo largo del tiempo precisamente porque la gente dejó de quejarse.
Entonces, hay una queja negativa que tiene que ver con la disposición de la persona a ver peros en todo y se vuelve alguien realmente molesta, y la queja cuando la persona está realmente siendo mal atendida, vapuleada, ignorada o interpretada en sus derechos.

La queja mal empleada se vuelve una tortura para quienes la escuchan, cuando la persona en son de víctima se decide a vaciar su frasco de frustración en los demás que no tienen las herramientas para solucionar el problema. Escoger al otro como destinatario de sus lamentos es una mala idea que va lentamente deteriorando la convivencia.
Gracias por tu amable lectura.
He utilizado el traductor de Google.
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I'm convinced that anything that isn't released from within can fester. As individuals, we're full of behaviors, some that clash with others and others that are perfectly healthy. I've been observing for some time now the role that complaining plays in people's performance.

Some people think that a person should never complain, but only express gratitude; that seems fine to me, but there are normal reactions that involve a cry of pain, a surprise, a lament, and that's completely different from the type of person who, from the moment they wake up, starts expressing one complaint after another without pause.
A man complains that he doesn't want to hear that there's no electricity anymore. This also makes me think, for example, about bad smells. There are places located near sources of unpleasant odors, such as food processing plants, sewage treatment plants, animal farms, and others. People get used to it, and eventually, they don't feel any discomfort. But if a new person arrives, they'll immediately complain.
I wonder how many things we've already become accustomed to. We've peeled back layer after layer, with the idea of not causing offense, and we've decided to hide it. What was once normal has been lost due to the changes that have taken place, and people have also lost the ability to complain.
I'm reminded of the well-known example of the frog whose pot is heated until it gets burned because it never knew it could jump out. This has a lot to do with the cry of complaint.
I think that it's often necessary to express a complaint: in workplaces where employees are subjected to some kind of abuse, or in public institutions.
I've noticed, for example, in some supermarkets the excessive amount of time wasted waiting in line to pay for items. This could be simplified, but there are checkout procedures, with a number of steps and people you have to wait for to scan a code, organize an item, pack it, check your wallet, etc. People have become accustomed to these procedures, which often feel disrespectful to the customer, who very rarely decides to complain.
Culturally, we have different ways of behaving than other countries, and in many of them, there are procedures that have remained in place over time precisely because people stopped complaining.
So, there's a negative complaint that stems from a person's tendency to find fault with everything, making them genuinely annoyed, and then there's the complaint that arises when a person is truly being mistreated, mistreated, ignored, or having their rights misinterpreted.

A poorly managed complaint becomes torture for those who hear it when the person, playing the victim, decides to unload their frustration on others who lack the tools to solve the problem. Choosing others as the recipient of your complaints is a bad idea that slowly deteriorates relationships.
Thank you for your kind reading.
I used Google Translate.
My content is original.
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Entonces, hay una queja negativa que tiene que ver con la disposición de la persona a ver peros en todo y se vuelve alguien realmente molesta, y la queja cuando la persona está realmente siendo mal atendida, vapuleada, ignorada o interpretada en sus derechos.
Tienes toda la razòn, que tipo de quejas son las que generalmente escuchamos hay que tomar en cuenta eso.
Creo que hay una queja para drenar y esa es saludable y otra para lamentarse como víctima y esa es muy molesta.
Saludos.
Tu publicación me ha dejado pensativa. Qué importante es distinguir entre la queja que nace del dolor legítimo y la que se convierte en hábito tóxico. Me parece valioso cómo señalas que el silencio prolongado puede anestesiar nuestra capacidad de reaccionar, como en el ejemplo de la rana. A veces, el acto de quejarse con conciencia es el primer paso para recuperar dignidad, exigir respeto o simplemente recordar que merecemos algo mejor. Gracias por abrir este espacio para reflexionar sobre lo que callamos y lo que decimos. Es un llamado a revisar nuestras costumbres y a no normalizar lo que nos incomoda.
Sí, cuántas mujeres mantuvieron una relación de años y nunca se quejaron porque creían que eso les tocaba. No podemos aceptar lo que nos robe paz, ahí hay que cuidarse y expresar la queja.
Saludos cordiales.
Wise words!
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Thanks!