Buscando el punto de comparación

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Las desdichas de ese gran amor eran como el camino que no tenía final, en ese punto neutral pero que se extiende al infinito pienso que puede ser como la luz eterna de la luna o el sol.

En una realidad desdichada que me marcó el verdadero punto de comparación, lo que me hizo coincidir en que todo era el viento de la brisa en mi camino.

A veces me pregunto porque mi mente no me dijo que ya no existía un cariño en el viejo camino para no seguir más, sin más nada que prorrogar y, siendo está la más noble de mis penas es mejor que me acostumbre y la lleve conmigo.

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Con creatividad expulsada de mi alma les digo que como mi alma se quedó sin cariño, sorprendido estoy pero mejor no olvido.

Ciertamente otra pena estrena mi alma y sigo dolido, es mejor que otros olviden lo que se prometió pero yo no olvido.

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Cuánto quiero volver hacer aquel valiente soñador, no es fácil vivir de un sueño que alimenta una ilusión como aquel espejismo que nos transporta a un inmensurable fin.

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De esa vieja desilusión me queda una gran punto de comparación, quizás esa vieja ilusión era como yo, que con un hermetismo banal lograba encender el más grande calor que ardía al compás de mis vicisitudes.

En el presente solo me queda estar sorprendido sobre que hice aquella vieja pasión, que aunque siendo tan divina solo queda en menesteres del pasado de mi vieja ilusión y esté presente punto de comparación.