Hormiga cortadora de hojas (género ‘Atta’).

Las hormigas cortadoras de hojas o arrieras o bachacos del género Atta, pertenecen a la tribu Attini de la subfamilia Myrmicinae. Las especies más conocidas son Atta laevigata, Atta cephalotes y Atta sexdens.

Son insectos sociales y los individuos se caracterizan por ser polimórficos variando en tamaño según su función social y se incluyen dentro del grupo de insectos sociales con mayor grado de desarrollo y organización. La población de un nido se agrupa en castas representadas por individuos permanentemente ápteros (sin alas) tales como: la reina adulta, varios tipos de obreras y soldados, y ápteros temporales como los machos y hembras vírgenes.

Sus colonias están formadas por una reina fértil y fecunda la cual, con un tamaño varias veces mayor que el de sus obreras, es la encargada de la reproducción y puede vivir por muchos años; por ejemplo, 14 o 15 años en la especie Atta sexdens. El cuidado de la reina y mantenimiento de la colonia es llevado a cabo por un grupo de hormigas obreras estériles y polimórficas que incluye las nodrizas, jardineras, arquitectas, cortadoras, cargadoras y recolectoras; los soldados también se incluyen. La vida de un hormiguero está determinada por la longevidad de la reina y su muerte trae consigo la desaparición de la colonia.

Los adultos se caracterizan por poseer un par de mandíbulas desarrolladas y un toráx bien separado del abdomen. Cada colonia está encabezada por una sola reina, y puede contener hasta ocho millones de hormigas y en una redistribución del trabajo recogen hojas y pétalos para cortarlos en pedazos pequeños semicirculares usando sus mandíbulas afiliadas y puntiagudas. Las hormigas tienen músculos que les permiten levantar cargas muy pesadas. Proporcionalmente, los humanos son más voluminosos, pero tienen menos músculos que pueden ser usados para levantar objetos pesados.

La conducta de forrajeo de los bachacos, la cual es predominantemente nocturna, comienza por la defoliación de la parte apical de la copa de las plantas y se desliza hacia abajo. Una colonia adulta de la especie Atta laevigata es capaz de cortar cerca de 5 kilogramos de material vegetal (hojas jóvenes y tiernas) por día pudiendo ocasionar en plantaciones de monocultivos daños económicos relevantes. Las hormigas cortadoras de hojas del género Atta han sido consideradas una de las plagas de mayor importancia en la agricultura de la región neotropical. En Venezuela, estos bachacos son ampliamente conocidos por los daños que ocasionan en diferentes cultivos.

Principalmente, las obreras se especializan en cortar las partes aéreas de la planta y cargarlas al nido donde son maceradas para ser incorporadas como sustrato de hongos. El alimento de las colonias de Atta lo constituyen diferentes especies de hongos, por ejemplo, Attamyces sp. y Rhozites gongylophora. El hongo Attamyces sp. es cultivado en el interior del nido en jardines formados a partir de pedazos pequeños de hojas, cortados y transportados por obreras desde la vegetación que rodea el hormiguero. La hormiga contribuye al crecimiento del jardín del hongo macerando la hoja y adicionando secreciones labiales y anales que contienen enzimas digestivas (quitinasas, α-amilasa y proteinasas). Este hábito alimenticio trae consecuencias positivas y negativas para los ecosistemas donde la hormiga habita. Un factor importante de la biología de las especies del género Atta lo constituye el mutualismo obligatorio con el hongo Rhozites gongylophora del cual se alimentan y además, tiene la capacidad de degradar los compuestos tóxicos que las plantas producen como defensa contra los herbívoros.

Las hormigas cortadoras de hojas del género Atta viven en nidos subterráneos. Los nidos u hormigueros se distinguen por la presencia de montículos de tierra suelta, producto de excavaciones en el suelo para construir subterráneamente el nido, y todos se caracterizan por estar constituidos bajo una gran cantidad de montículos de tierra en forma de pequeños cráteres o bocas de aberturas variables, pudiendo establecer un conglomerado que puede medir de 50 a 300 m2. Al crecer las colonias y por consiguiente aumentar su área, aumenta la complejidad del nido y su actividad metabólica, requiriendo más bocas de entrada y más respiraderos (orificios de menor tamaño).

Cabe destacar que la especie Atta cephalotes manifiesta una tendencia marcada a construir sus nidos en lugares con sombra. Anidar bajo la sombra de árboles, posiblemente, es una estrategia utilizada por esta hormiga para evitar la pérdida de humedad por evaporación causada por las altas temperaturas.

Los sistemas de reconocimiento en las hormigas del género Atta son de vital importancia para el mantenimiento de la colonia. Entre facetas del comportamiento de las hormigas, están el comportamiento territorial y el de defensa del nido.

El de defender el nido depende de la discriminación entre hormigas compañeras de nido y hormigas extrañas. Las hormigas pueden discriminar entre sus compañeras de nido y las especies extrañas, y esta capacidad de discriminación se basa en los olores. El reconocimiento de compañeras de nido, en parte, se basa en los olores del entorno, que incluyen los olores del nido y los olores de la reina.

Las hormigas del género Atta poseen en su cabeza una glándula mandibular que es fuente de señales de reconocimiento de compañeras de nido. Varios componentes químicos de la glándula, entre ellos, 4-metil-3-heptanona y 4-metil-3-heptanol, modulan el comportamiento de alarma entre las hormigas. Atta laevigata utiliza para discriminar feromonas de reconocimiento que se originan, al menos parcialmente, en las secreciones de la glándula mandibular, ya que las hormigas son capaces de distinguir hormigas compañeras de nido de hormiga extrañas basándose únicamente en las secreciones de la glándula mandibular.

En relación al comportamiento territorial, Atta laevigata, Atta cephalotes y Atta sexdens marcan activamente la zona alrededor de sus nidos con feromonas que se producen en la punta del gáster o porción bulbosa posterior del metasoma en el abdomen; específicamente en la glándula de Dufour. En la especie Atta laevigata se ha observado que las obreras marcan territorio no solo alrededor de su nido sino además a lo largo de senderos que caminan. Esa marca territorial tiene funciones de orientación y de inducir un comportamiento agresivo. La presencia de esta marca induce un comportamiento de alarma en las hormigas intrusas y estimula la agresividad de las hormigas residentes, y también hace que las hormigas intrusas se vuelvan sumisas y que las hormigas residentes en un territorio marcado adquieran una conducta de mayor vigilancia y agresividad.

Los compuestos n-heptadecano, (Z)-9-nonadeceno, nonadecadieno, 8,11-nonadecadieno y (Z)-9-tricoseno, segregados por la glándula de Dufour, se han identificado en senderos por donde caminan las hormigas, como componentes del olor territorial implicados en el reconocimiento territorial en territorios naturales marcados.

La hormiga se puede ver en video.

Referencias

Fotografías, y videos dentro del video, capturados con cámara digital Panasonic DMC-FH4.



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