Reconciliándome conmigo (Es/En)

Cada uno de nosotros nacemos con una personalidad definida, algunos somos muy expresivos, otros somos tímidos, otros muy alegres, optimistas, otros superrelajados y paremos de contar, lo que si se es que nadie es igual a otro, podemos tener similitudes, pero nada más; lo que si es un hecho y en lo que todos concordamos, es que todos somos humanos y como tal no somos perfectos. En mi caso, fui una niña tímida, observadora, que le costaba comunicar sus sentimientos a los demás. Por eso siempre me ha gustado escribir porque era mi manera de expresarle a mis personas especiales mi sentir; pero por esa misma timidez, en muchas ocasiones "peleaba" mucho conmigo misma.

Mis frases favoritas eran "si le hubiera dicho esto..." o "si hubiera hecho lo otro"; estas frases se hicieron muy populares, sobre todo en mi adolescencia y temprana adultez. Pero a medida que la vida, Dios me iba pasando por diferentes procesos, fui aprendiendo a descubrirme más a mí misma; cuando tuve que lidiar con un divorcio, una hija a mi cargo; al ver que había cosas que solo yo podía hacer, resolver por mí, fue así que aprendí a salir al mundo, cuando toque piso como digo yo, aprendí a fortalecer esas "debilidades" que me limitaban a conseguir lo que necesitaba, mi timidez se fue yendo, aprendí a comunicarme más de viva voz. En mi soledad, porque a pesar de que estaba rodeada de amigos y algunos familiares, en muchas situaciones personales estaba sola. Hablo de esa soledad que da cuando, a pesar de tener gente a tu lado, eres tú y nadie más. Fue allí cuando aprendí a comunicarme conmigo misma, para luego hacerlo con los demás.

A oírme, a conocerme. Eso es lo más difícil que puede hacer una persona, conocerse a sí mismo, porque es un proceso que lleva toda nuestra vida, todos los días vamos enfrentando cosas nuevas, desconocidas y según estas vamos reaccionando, lo interesante es saber cuáles son nuestros límites, nuestros valores, adonde vamos y que queremos, para mantenernos estables lo más posible en todo lo que vayamos viviendo. Teniendo esto claro y sabiendo que, como seres humanos, cometemos errores, que la perfección no la tenemos, solo podemos tratar de hacer lo mejor, reconocer cuando nos equivocamos y tener la humildad de rectificar. Es allí donde nos reconciliamos con nosotros mismos y podemos seguir adelante.

Siempre que sabemos que hacemos las cosas con la mejor intención, de la mejor manera posible, se nos hace más sencillo, estar bien con nosotros mismos, también una de las cosas que me ayuda a poner en orden mis pensamientos, sentimientos y emociones, es cuando recurro a mi fe y me voy a la palabra de aquel carpintero de Nazareth y trato de seguir sus lineamientos y mandamientos; en mi caso personal, eso me ha ayudado mucho, diría yo, ha sido a lo largo de mis años, mi base para entender muchas cosas y que mi amigo el tiempo me ha ido confirmando.

Todas estas cosas, han sido mi complemento, mi fórmula mágica: vida + experiencias + fe= esta soy yo. Hoy día me han ayudado a continuar y estar contenta conmigo misma, reconociendo, que puedo equivocarme, sabiendo que mientras haya vida, se puede rectificar y si no, por lo menos aceptar esa situación, perdonarse a uno mismo y continuar. Es la única manera de estar bien y en conexión con nuestro interior de manera amable y en reconciliación; seguir aprendiendo de todas las situaciones, tomar lo positivo, aprender de lo negativo y amándonos por sobre todas las cosas.