Natalia iba caminando por una de las plazas de su ciudad, distraída, absorta en sus pensamientos, cuando sin darse cuenta se le fue la mirada, donde estaba una pequeña niña, qué risueña intentaba darle una palomita de maíz a una juguetona ardilla, quien al parecer, acostumbrada a que le ofrecieran diversas chucherías, se acercaba a los humanos con cierto temor, pero a la vez confiada, gracias a sus ágiles movimientos, pues sabia que era más rápida, gracias a ello, era muy difícil llegar a tocarla. Era todo un espectáculo observar el juego de estas dos criaturas.

Entonces, para disfrutarlo a plenitud, Natalia se compró una gran barquilla de fresa y se dispuso a disfrutar el momento, buscando asiento cerca, de aquellos dos personajes; mientras sus recuerdos empezaron a llevarla a otros tiempos, a otra plaza a otro lugar..., de repente se vio así misma siendo una niña pequeña de unos 5 años, quien de la mano de su padre, iba de paseo todos los domingos a una plaza, donde las palomas y las ardillas eran las protagonistas de aquel lugar. Natalia empezó a recordar el entusiasmo y la alegría con que ella se alistaba los domingos, para que su padre la llevara a pasear a aquella plaza.

Recordaba, nítidamente, que ese día su madre la vestía con gran esmero y la peinaba, solo para que saliera con su padre a su paseo dominical. Su padre le compraba el cono más grande de palomitas de maíz, para que les diera de comer a aquellos tiernos animales, Natalia, no sin nostalgia, recordaba cómo su padre aprovechaba para tomarle fotos justo, cuando ella feliz de la vida, le regaba el maíz a aquellas bellas palomas en el piso, que en bandada llegaban a comer alrededor de ella, agradecidas con su joven amiga; pero las ardillas eran otra historia, estas siempre se acercaban precavidas, atentas ante cualquier brusco movimiento, para tomar rápidamente, lo que le ofrecían y salir gráciles a trepar a la seguridad de los árboles.

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Mientras Natalia estallaba en risas, al ver las piruetas que estos animales hacían para tomar las palomitas de maíz y como con delicadeza y a la vez rapidez, comían rápidamente presta para tomar otro rico bocado; era muy gracioso verlas también, cómo se acercaban a la fuente de agua para tomar un poco, luego de comer todas esas chucherías, Natalia, no paraba de asombrarse ante tan nobles animales, mientras su padre encantado solo la disfrutaba a plenitud a ella y a su tierna infancia; ahora solo le quedaban esos hermosos recuerdos de aquel padre, que aunque comúnmente era serio, se le podía ver relajado con ella en esa plaza; era el día de los dos.

Ahora que Natalia ya era una mujer madura y su padre hace ya algún tiempo había dejado a este mundo, supo que hay recuerdos, que están dormidos en nuestro interior y que salen a pasear cuando menos lo esperamos, pensó, que la vida es solo un momento y que se va en un suspiro, que hay que vivir todos nuestros momentos, sembrar buenos recuerdos, para que una tarde calurosa en una plaza cualquiera, salgan a pasear junto a un helado y a una lágrima juguetona...

Al instante de Natalia, reflexionar todas estas cosas, la pequeña niña se despedía de sus pequeños amigos, de la mano de su padre y madre que con paciencia la esperaban, mientras esta se despedía, brindándole a Natalia una sonrisa inocente, sin saber todo lo que en ella había despertado. Natalia le devolvió el gesto, con una tímida y nostálgica sonrisa, terminó de comerse su helado y ya más centrada, emprendió su camino, contenta de poder haber revivido aquellos nobles momentos de su infancia, al lado de aquella niña y una traviesa ardilla...

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Esta es mi participación en Reto hispaliterario 16; hispaprópiate de la escritura, como siempre fue un placer compartirles una de mis historias. Agradezco también la invitación de mi amiga @annafenix. Invito a mis amigas @popurri y @evev a participar; estaré atenta de sus mensajes como es costumbre, saludos amigos!

Natalia was walking through one of the squares of her city, distracted, absorbed in her thoughts, when without noticing her gaze went to a little girl, who was laughing and trying to give a popcorn to a playful squirrel, who apparently, accustomed to being offered various trinkets, approached humans with some fear, but at the same time confident, thanks to her agile movements, because she knew she was faster, thanks to this, it was very difficult to touch her. It was quite a spectacle to watch the game of these two creatures.

Then, to enjoy it to the fullest, Natalia bought a big strawberry basket and she was ready to enjoy the moment, looking for a seat near those two characters; while her memories began to take her to other times, to another square, to another place..., suddenly she saw herself as a little girl of about 5 years old, who with her father, went for a walk every Sunday to a square, where the pigeons and the squirrels were the protagonists of that place. Natalia began to remember the enthusiasm and joy with which she would get ready on Sundays for her father to take her for a walk in that square.

She remembered, clearly, that on that day her mother would dress her with great care and comb her hair, just so she could go out with her father on his Sunday stroll. Natalia, not without nostalgia, remembered how her father took the opportunity to take pictures of her just when she happily watered the corn to those beautiful pigeons on the ground, which flocked to eat around her, grateful to her young friend; But the squirrels were another story, they always approached cautiously, attentive to any sudden movement, to take quickly, what they offered her and leave gracefully to climb to the safety of the trees.

As Natalia burst out laughing, watching the pirouettes these animals did to grab the popcorn and how delicately yet quickly, they ate quickly lends to take another tasty morsel; It was very funny to see them also, how they approached the water fountain to drink a little, after eating all those trinkets, Natalia, did not stop to be amazed at such noble animals, while her delighted father only enjoyed her and her tender childhood to the fullest; now she only had those beautiful memories of that father, that although he was usually serious, he could be seen relaxing with her in that square; it was the day of the two of them.

Now that Natalia was already a mature woman and her father had left this world some time ago, she knew that there are memories that are asleep inside us and that come out to walk when we least expect it, she thought that life is only a moment and that it leaves in a breath, that we must live all our moments, sow good memories, so that one hot afternoon in any square, they go for a walk with an ice cream and a playful tear ...

At the moment of Natalia, reflecting all these things, the little girl said goodbye to her little friends, hand in hand with her father and mother who patiently waited for her, while she said goodbye, giving Natalia an innocent smile, without knowing all that she had awakened in her. Natalia returned the gesture, with a shy and nostalgic smile, finished eating her ice cream and now more focused, went on her way, happy to have been able to relive those noble moments of her childhood, next to that little girl and a mischievous squirrel...

This is my participation in Hispaliterario Challenge 16; hispaprópiate de la escritura (hispaprópiate writing), as always it was a pleasure to share with you one of my stories. I am also grateful for the invitation of my friend @annafenix. I invite my friends @popurri and @evev to participate; I will be attentive to their messages as usual, greetings friends!