Suele retratarse a las personas de edad avanzada con la intención de mostrar su sabiduría o su vulnerabilidad. Y a veces incluso se les muestra como sinónimo de decadencia, pero pocas veces se les muestra como sinónimo de pasión, de vitalidad, a menos que sea en compañía de sus nietos.

Es por eso que lo que hace la fotógrafa Arianne Clément llama tanto la atención, porque nos muestra una cara que muy contadas veces vemos, e incluso imaginamos de la gente mayor.

Porque pareciera que conforme uno se hace grande deja de sentir, y se vuelve poco a poco en casi una extensión del mobiliario de los hogares, pero no es así. Los sueños, las pasiones, el deseo, la alegría por vivir siguen ahí, pero se les toma tan poco en cuenta, que cuando se nos presentan nos parecen algo fuera de contexto.

Clément curiosamene se ha especializado en mostrar esa otra cara a la que rara vez ponemos atención, y evidenciarla a través de sus fotos en blanco y negro. Nos muestra la cotidianidad y la intimidad de las personas mayores, tanto en solitario como en pareja, pero sobre todo lo último.

Y para ello las retrata de la misma manera en que se retrataría a personas más jóvenes, pero no poniendo el énfasis en la belleza física, sino en lo que transmiten sus modelo con sus cuerpos.

El contraste entre la edad del cuerpo físico y la juventud del espíritu de sus modelos se hace entonces más evidente y nos hace verlos de otra manera, humanizándolos en el proceso.

Con una maestría en fotografía de la Universidad de las Artes de Londres, Arianne Clément se ha dedicado principalmente a fotografiar a personas de la tercera edad, y participar en numerosos proyectos humanitarios con personas marginadas.

Ha participado con su obra en numerosas exposiciones nacionales e internacionales y obtenido varios premios, becas y distinciones, y sus imágenes han sido publicadas en algunos de los principales periódicos y revistas de todo el mundo, como podemos ver en algunas de sus imágenes en Instagram.

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