Desde que nacemos estamos aprendiendo cada día, ningún día es igual a otro. Como todas las especies del mundo, nos vamos adaptando al contexto que nos toca vivir. Pero generalmente recibimos una educación racional, para desempeñarnos en asuntos prácticos, la escuela nos da conocimientos para la mente, pero no se nos educa para comprender nuestras emociones, qué las origina, cómo podemos aprender a manejarlas mejor. La sociedad occidental, por lo menos, esconde la libre expresión de los sentimientos, salvo la rabia. Nos escondemos para llorar, nos da vergüenza si fracasamos. Sin entender que cada experiencia es un aprendizaje.

Durante muchos años he sido una persona reactiva, que no controlaba sus reacciones emocionales frente a situaciones de la realidad que me desagradaban o con las que no estaba de acuerdo. He reproducido actitudes que vi a mi alrededor mientras crecía, si algo te molesta, reacciona con violencia. Perdí buenas oportunidades de crecimiento personal y profesional por no saber manejar mis emociones, por no tener inteligencia emocional.

No entendía que detrás de la violencia está el miedo, la violencia es un instinto animal de defensa. No entendía que para enfrentar las situaciones difíciles es más inteligente la resiliencia, tomarse las cosas con más calma y pensar en la mejor manera de resolverlas. Pero había una vocecita que me decía: “reacciona, rápido, el que pega primero pega más fuerte”. Me dejaba llevar por el cerebro reptil, es decir, por el miedo, que te pide defenderte frente a la realidad hostil.

Es importante tomar conciencia del modo en que manejamos nuestras emociones, y sobre todo qué origina esas reacciones que no son positivas para nuestra vida, entender, como ya dije, que detrás de ellas está el miedo, está la falta de confianza en nosotros mismos. Que detrás de esas experiencias que nos duelen, que nos decepcionan hay siempre un aprendizaje y tenemos que aprender a valorarlas como todas las otras cosas que hemos aprendido en la vida, como aprendimos a caminar, aprendimos a hablar, aprendimos un sin fin de cosas. Infelizmente, cuando nos quedamos en la rabia, y no aprendemos lo que las experiencias que consideramos negativas nos enseñan, lo que ocurre, generalmente, es que ellas regresan.

Una de las cosas más importantes que me regaló la práctica y la filosofía budista fue concientizar la ley de causa y efecto. Lo que nos ocurre tiene que ver con los pensamientos, las actitudes y acciones que llevamos a cabo día a día. Nuestra manera de pensar, la manera en que enfocamos las cosas que nos pasan, nos llevan a actuar de una determinada manera y esa manera en que pensamos y actuamos nos lleva a donde estamos. De nada sirve echarle la culpa a otras personas. El problema, generalmente, no es lo que te pasa, sino el modo en que reaccionas ante lo que te pasa. En tiempos difíciles muchas personas salen adelante, otras no. ¿Qué las diferencia?

No importa que te digan, no importa si las circunstancias son favorables o no. No importa si una persona o un grupo de personas en las que confiabas actuaron mal contigo. En la vida te va a pasar probablemente muchas veces. Lo más importante es qué te dices a ti. Si no confías en ti, si te sientes miserable, si te quedas pegado en la rabia, qué crees que pasa. Es natural que sientas el duelo, o incluso que inicialmente sientas rabia, frustración. He vivido muchas veces eso. Lo malo es quedarse pegado allí, lo malo es creer que dejándote llevar por la rabia (por el miedo) te vas a sentir mejor. En realidad no te sientes mejor. Te amargas. Te deprimes.

Es largo el camino para aprender a ser resiliente frente a las malas experiencias. Por herencia soy nerviosa, por temperamento acelerada, reactiva. Yo he meditado por muchos años, he hecho psicoanálisis y desde hace pocos años, con mi grupo budista, empecé a entender que las emociones negativas, perturbadoras, cuando te quedas pegadas en ellas, te dañan especialmente a ti mismo, pero también pueden afectar a quienes te rodean, rebotándote. Las personas que te rodean se vuelven un espejo de tu rabia, de tu amargura.

Entonces es importante aprender a manejar mejor las emociones, concientizar de qué manera enfocas las cosas, de qué manera dices las cosas. La meditación a mí me ha ayudado a ser más consciente de mis actitudes, de mis emociones y a poder verlas con más distancia y no quedarme pegada a ellas. Es importante aprender a valorar las experiencias, en qué medida nos pueden ayudar a crecer. La rabia, de veras, no ayuda. El camino hacia la felicidad es más fácil cuando eres más consciente de tus emociones negativas, qué las provoca y cuando aprendes a valorar los que las experiencias te enseñan. El agradecimiento es muy importante para aprender a reenfocar nuestras experiencias.

Bueno, espero que nos podamos ver este fin de semana para celebrar juntos el segundo aniversario de @holos-lotus este espacio maravilloso para el crecimiento en nuestra blockchain Hive.

Since we are born we are learning every day, no day is the same as another. Like all species in the world, we adapt to the context in which we live. But generally we receive a rational education, to perform in practical matters, the school gives us knowledge for the mind, but we are not educated to understand our emotions, what causes them, how we can learn to manage them better. Western society, at least, hides the free expression of feelings, except for anger. We hide to cry, we are ashamed if we fail. Without understanding that every experience is a learning experience.

For many years I have been a reactive person, who did not control my emotional reactions to situations in reality that I disliked or disagreed with. I have reproduced attitudes that I saw around me while I was growing up, if something bothers you, react with violence. I lost good opportunities for personal and professional growth for not knowing how to manage my emotions, for not having emotional intelligence.

I did not understand that behind violence is fear, violence is an animal instinct of defense. I didn't understand that to face difficult situations it is smarter to be resilient, to take things calmly and think about the best way to solve them. But there was a little voice that told me: "react, quickly, he who hits first hits hardest". I let myself be led by the reptilian brain, that is to say, by fear, which asks you to defend yourself in the face of hostile reality.

It is important to become aware of the way we handle our emotions, and above all what causes those reactions that are not positive for our life, to understand, as I said, that behind them there is fear, there is a lack of confidence in ourselves. That behind those experiences that hurt us, that disappoint us, there is always a learning process and we have to learn to value them like all the other things we have learned in life, like we learned to walk, we learned to speak, we learned an endless number of things. Unfortunately, when we stay in anger, and we do not learn what the experiences that we consider negative teach us, what happens, generally, is that they come back.

The law of cause and effect One of the most important things that Buddhist philosophy and practice gave me was the awareness of the law of cause and effect. What happens to us has to do with the thoughts, attitudes and actions that we carry out day by day. Our way of thinking, the way we approach the things that happen to us, lead us to act in a certain way and the way we think and act leads us to where we are. There is no point in blaming other people. The problem, generally, is not what happens to you, but the way you react to what happens to you. In difficult times many people get through, others don't. What makes the difference?

It doesn't matter what anyone tells you, it doesn't matter if the circumstances are favorable or not. It doesn't matter if a person or a group of people you trusted acted badly towards you. In life it will probably happen to you many times. The most important thing is what you tell yourself. If you don't trust yourself, if you feel miserable, if you get stuck in anger, what do you think happens. It's natural to feel grief, or even initially feel anger, frustration. I have experienced that many times. The bad thing is to get stuck there, the bad thing is to believe that by letting yourself be carried away by anger (by fear) you are going to feel better. In reality you don't feel better. You become bitter. You get depressed.

It is a long way to learn to be resilient in the face of bad experiences. By heredity I am nervous, by temperament accelerated, reactive. I have meditated for many years, I have done psychoanalysis and a few years ago, with my Buddhist group, I began to understand that negative, disturbing emotions, when you get stuck in them, they hurt you especially yourself, but they can also affect those around you, bouncing back. The people around you become a mirror of your anger, your bitterness.

So it is important to learn to manage emotions better, to be aware of how you approach things, how you say things. Meditation has helped me to be more aware of my attitudes, of my emotions and to be able to see them with more distance and not stay stuck to them. It is important to learn to value experiences, to what extent they can help us grow. Anger really does not help. The road to happiness is easier when you are more aware of your negative emotions, what provokes them and when you learn to value what experiences teach you. Gratitude is very important to learn to refocus our experiences.

Well, I hope we can meet this weekend to celebrate together the second anniversary of @holos-lotus this wonderful space for growth in our blockchain Hive.