Tener siempre una buena actitud ante las situaciones extremas, ante las desavenencias que aparecen para matizar la vida, ante la realidad que nos circunda, es la mejor forma de vivir a plenitud ese espacio de tiempo que tenemos desde que nacemos hasta que morimos. Muchas veces, cuesta hacer ver esto como un consejo vital, pero hay que seguir intentándolo, pue es el mejor y el más urgente consejo que podemos darle a nuestros semejantes, sobre todo cuando nosotros mismos lo practicamos como una forma sana de vivir el día a día.

Ciertamente, no podemos negar que durante el tránsito de nuestra existencia pueden aparecer dificultades u obstáculos propios del camino. A veces, inevitables, a veces son necesarios para hacernos madurar, crecer y ver de qué somos capaces ante cierto tipo de problemas, pero es que precisamente, he ahí el meollo de todo esto. Frente a algún momento indeseado, es cuando debemos escoger entre ver lo peor de todo siempre, o encontrar lo que debemos aprender o lo positivo que nos puede dejar ese momento que no hubiéramos querido vivir.

Sería un verdadero caos existencial si siempre viéramos nuestra realidad desde un punto de vista negativo, sin la posibilidad de ver algo bueno detrás, algo que aprender. Es bien sabido que vivir la vida con este tipo de actitud puede enfermar a las personas, las mantiene amargadas y son ellas las que son tachadas de negativas o tóxicas.

Insisto en que no podemos tapar el sol con un dedo, no sería normal, tampoco, vivir como en una burbuja en la que no pasa nada, pero sí tengo la certeza de que debemos, en lo posible, ser conscientes del beneficio que significa ver la vida con buena actitud, con espíritu positivo. Como dicen por ahí, es mejor ver y contar con lo que tenemos y no pensar en lo que nos falta, o con la imagen del vaso, siempre es mejor verlo medio lleno.

Ahora, ante las circunstancias que no podemos controlar, que aparecen como piedras en el camino, parémonos a reflexionar sobre qué debemos aprender de ellas, qué cosas positivas podemos encontrar para nuestro beneficio. No es fácil asumir una actitud positiva, pero tampoco es imposible. Puede costar un poco, pero cuando la probamos como filosofía de vida y la convertimos en un hábito, nos resulta más favorable en todos los sentidos.

Tengo que confesar que algunas veces he sido frágil y he dejado, momentáneamente, que algún problema me ciegue y que no me deje ver luz al final del túnel, sin embargo, cuento con un ser humano a mi lado con la mejor actitud del mundo: mi esposo. He aprendido mucho con él a lo largo de tantos años juntos, y esto es gracias a su buen humor y a su disposición de ver siempre el lado bueno de los problemas y de encontrar la solución si la hay.

Él es de los que piensa que si algún problema tiene solución hay que ocuparse y si no la tiene, no hay por qué preocuparse. Realmente, me enseña cada día que esta es la mejor forma de vivir la vida, sobre todo por nuestra salud mental, física y emocional. Por ejemplo, cuando nuestro carro presentaba una falla, yo de inmediato pensaba en los costos de los repuestos, en lo que tendríamos que esperar para arreglarlo, entre otras cosas; él me tranquilizaba y me decía que no me preocupara, que agradeciera a Dios que teníamos un carro para arreglar, me veía con ojos de amor y hacía que cambiara los pensamientos negativos, no podía yo seguir en el foso de la preocupación, así que me animaba y cambiar mi actitud.

Así, ha sido siempre y con todo en nuestras vidas. Por eso, siempre procuro tener buena actitud, busco lo positivo en toda circunstancia, me enfoco en los recurso que tengo a mano y en lo bueno que tengo en mi vida. Creo en que somos lo que pensamos y por eso debemos pensar siempre positivamente. Siempre que puedo, transmito esta forma de pensar e invito a tener la mejor actitud para vivir la vida plenamente.

To always have a good attitude in the face of extreme situations, in the face of disagreements that appear in order to qualify life, in the face of the reality that surrounds us, is the best way to live to the fullest that space of time that we have from birth until we die. Many times, it is hard to see this as a vital advice, but we must keep trying, because it is the best and most urgent advice we can give to our fellow men, especially when we ourselves practice it as a healthy way of living day by day.

Certainly, we cannot deny that during the transit of our existence difficulties or obstacles may appear along the way. Sometimes they are inevitable, sometimes they are necessary to make us mature, grow and see what we are capable of in the face of certain types of problems, but that is precisely the crux of it all. When faced with an unwanted moment, it is when we must choose between seeing the worst of everything, or finding what we should learn or the positive that can leave us with that moment that we would not have wanted to live.

It would be a real existential chaos if we always saw our reality from a negative point of view, without the possibility of seeing something good behind it, something to learn. It is well known that living life with this kind of attitude can make people sick, it keeps them bitter and they are the ones who are labeled as negative or toxic.

I insist that we cannot cover the sun with a finger, it would not be normal, either, to live in a bubble where nothing happens, but I am certain that we must, as far as possible, be aware of the benefit of seeing life with a good attitude, with a positive spirit. As they say, it is better to see and count on what we have and not to think about what we lack, or with the image of the glass, it is always better to see it half full.

Now, in the face of circumstances that we cannot control, that appear as stones on the road, let us stop to reflect on what we should learn from them, what positive things we can find for our benefit. It is not easy to assume a positive attitude, but it is not impossible either. It may cost a little, but when we try it as a philosophy of life and make it a habit, it is more favorable for us in every way.

I have to confess that sometimes I have been fragile and have momentarily let some problem blind me and not let me see the light at the end of the tunnel, however, I have a human being by my side with the best attitude in the world: my husband. I have learned a lot with him throughout so many years together, and this is thanks to his good humor and his willingness to always see the good side of problems and to find the solution if there is one.

He is one of those who thinks that if a problem has a solution, it should be dealt with, and if it doesn't, there is no need to worry. He really teaches me every day that this is the best way to live life, especially for our mental, physical and emotional health. For example, when our car had a failure, I immediately thought about the cost of spare parts, what we would have to wait to fix it, among other things; he reassured me and told me not to worry, to thank God that we had a car to fix, he saw me with eyes of love and made me change my negative thoughts, I could not continue in the pit of worry, so he encouraged me to change my attitude.

This is how it has always been with everything in our lives. That is why I always try to have a good attitude, look for the positive in all circumstances, focus on the resources I have at hand and the good things I have in my life. I believe that we are what we think and that is why we should always think positively. Whenever I can, I transmit this way of thinking and invite you to have the best attitude to live life to the fullest.