La flor estaba quieta, acariciada por la suave brisa mañanera. Sus pétalos mínimos mostraban su singular belleza. El rosa llamativo avivó el deseo de aquel extraño visitante que se posó en su centro. Irremediablemente, cayó en la tentación de beber su néctar hasta la útima gota. Él disfrutó feliz de la ambrosía de esa pequeña flor del jardín y, luego, desplegó sus alas en una danza de alegría para sucumbir a la pasión con otra flor.

The flower was still, caressed by the gentle morning breeze. Its tiny petals showed its singular beauty. The striking pink enlivened the desire of that strange visitor who perched in its center. Irresistibly, he fell into the temptation to drink its nectar to the last drop. He happily enjoyed the ambrosia of that little garden flower and then spread his wings in a dance of joy to succumb to passion with another flower.

Microrrelato inspirado por esta fotografía tomada en mi jardín, mientras disfrutaba el café de la mañana y observaba cómo este abejorro, en un baile armonioso, se posaba de flor en flor.

El jardín es uno de mis lugares favoritos, pues allí vivo plenamente la naturaleza y, rodeada de tanta verdor, encuentro la inspiración para tomar hermosas fotografías, para escribir poemas, cuentos y anécdotas de mi propia vida. Desde que tengo uso de razón, amo las plantas y cuidarlas se ha convertido en mi más terapéutica actividad en el hogar. Es inspirador y, por demás relajante, remover la tierra de una maceta, sembrar una semillita y cuidarla con cariño para luego esperar, con mucha paciencia, hasta que surja, desde el fondo, una ramita llena de vida que mira hacia el sol para crecer y ofrecer lo mejor que hay en ella.

Cuando de hablar de mis plantas se trata, lo hago desde la emoción de compartir la belleza que ellas me regalan y desde el agradecimiento también, pues se manifiesta la generosidad en todas las florecitas que adornan el jardín. Siempre hay algunas para inspirarme y para recibir a las abejitas o abejorros que buscan un manjar exquisito en cada una. Un consejo para procurarnos el bienestar emocional y espiritual es cuidar de una planta o de una mascota, esos seres nos regalan pura alegría de vivir.

Micro-story inspired by this photograph taken in my garden, while I was enjoying my morning coffee and watching how this bumblebee, in a harmonious dance, landed from flower to flower.

The garden is one of my favorite places, because there I fully experience nature and, surrounded by so much greenery, I find the inspiration to take beautiful photographs, to write poems, stories, and anecdotes of my own life. For as long as I can remember, I have loved plants, and taking care of them has become my most therapeutic activity at home. It is inspiring and relaxing to remove the soil from a pot, to sow a little seed, to take care of it with love and then to wait, with much patience, until a twig full of life emerges from the bottom, facing the sun to grow and offer the best that is in it.

When I talk about my plants, I do it from the emotion of sharing the beauty that they give me and also from gratitude, because generosity is manifested in all the little flowers that adorn the garden. There are always some to inspire me and to welcome the little bees or bumblebees that look for an exquisite delicacy in each one. A tip to ensure our emotional and spiritual well-being is to take care of a plant or a pet, these beings give us pure joy of life.