Capitulo I - Esta es mi historia / Chapter I - This is my story

Cuando eres inmortal, vivir cada día se vuelve una tarea difícil de llevar. Sin embargo, hay algo que nunca deja de sorprenderme, ver los atardeceres.

Así que esos días, donde sentía que ya no podía llevar más esta pesada carga de la vida inmortal, simplemente solía subir al tejado y dejar que mis ojos se perdieran viendo como el sol se ocultaba y daba paso a la noche.

De vez en cuando, solía dar algunos paseos nocturnos, sin rumbo fijo, dejando que la noche guiara mis pasos y escondiéndome en la sombra de los callejones, para evitar miradas indiscretas y curiosas.

—"Qué mirada más sombría"—Solía escuchar como murmuraban mientras veían en mi dirección.

Mi nombre es Caleb, soy un vampiro, domino todas las artes oscuras que rodean el mundo vampírico y puedo doblegar el más firme espíritu a mi voluntad si es lo que deseo.

Pero no toda la vida he sido vampiro, éramos jóvenes normales, mi hermana Lilith y yo, hijos de una familia acaudalada que vivía a las afueras de la ciudad, siempre estuvimos rodeados de lujos y personas influyentes, pero todo esto cambio cuando un incendio azoto nuestra casa.

Las llamas consumieron todo a su paso en unas pocas horas. Yo ese día, al ver el humo en la distancia, me dirigí a toda prisa a ver que había pasado, con la esperanza de poder encontrar a mi familia a salvo, sin embargo, al llegar, observe como las llamas devastaban todo a su alrededor y ni un solo rastro de mi familia.

Destrozado, caí al suelo a llorar, ya no había nada que hacer, lo había perdido todo, estaba solo en el mundo. Los pensamientos de ir hacia el fuego y dejarme consumir lentamente en las llamas me invadieron, así tendría el mismo final que mi familia.

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Como en una especie de trance, empecé a caminar en dirección a la casa, cuando algo en la distancia logro cautivar mi atención, parecía una sombra negra que volaba a toda velocidad, y tras seguirla con mis ojos, observe como de la sombra surgía la figura de un hombre.

Si tuviese que describirlo ahora, diría que era imponente, su altura rondaba los 2 metros de altura, su tez pálida, su mirada profunda, cuyos ojos se cruzaron enseguida con los míos y supe que me estaba mirando.

Sentí como una voz retumbaba en mis oídos, y como el cansancio se apoderaba de mí, antes de cerrar los ojos, pude ver que el cuerpo que sostenía en sus brazos era el de Lilith, no pude distinguir si aún estaba viva, pero me alegre que su cuerpo no hubiese sido consumido por las llamas.

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Al despertar, no logre reconocer donde estaba. Me sentía confundido y desorientado, mis últimos recuerdos eran sobre nuestra casa en llamas y aquella extraña sombra, y esa mirada que de solo recordarla me hacía sentir escalofríos.

Mire a mi alrededor, la decoración del cuarto era algo particular, parecía como si este lugar tuviese mucho tiempo abandonado, esperando la llegada de alguien.

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Camine en busca de respuestas, al asomarme por la ventana, vi un cementerio lleno de lápidas y a aquella extraña figura que parecía estar hablando con alguna de ellas. De inmediato supe que él ya sabía de mi presencia, aunque no hubiese dado ningún gesto, sentí todo el terror recorriendo mi cuerpo, mi sangre se helaba y me costaba respirar, no podía parar de preguntarme ¿Quién o qué demonios era ese sujeto?

Me alejé de la ventana y comencé a deambular por la casa, parecía ser una antigua mansión, tenía mucho lujo y muchísimas habitaciones. Al ver este lugar, no podía dejar de pensar en mi hogar, en todo lo que había perdido, pensé en mi adorable hermana, y recordé su cuerpo en los brazos de aquel desconocido, y la tristeza sustituyo el miedo que sentía.

Al final del pasillo, logré observar que había una puerta abierta, por la cual se colaba la luz de la luna hasta el pasillo, me acerque hasta allí y vi una extraña silueta en la ventana.

Al observarla bien, pude notar que era la misma silueta de mi hermana, pero algo había diferente en ella. Irradiaba un aura distinta, y su tez había perdido todo color, lucía blanca cuál porcelana.

—Lilith, hermana, ¿Eres tú?— pregunté, temeroso de oír la respuesta.

Cuando volteo a verme, vi que sus ojos ya no eran color verde esmeralda, que el color también se había ido de ellos, dando paso a los ojos más grises que haya visto jamás.

Sin entender nada de lo que pasaba, me acerque y la abrace en silencio mientras compartíamos una tristeza en nuestros corazones por todo lo que habíamos perdido. Sentí un poco de consuelo en este abrazo y quise que el tiempo se detuviese en este justo momento.

—Ella ya no es la misma persona que era antes, y nunca volverá a serlo— dijo una voz a nuestras espaldas, que al voltear, descubrí que era aquel personaje misterioso que había visto en el cementerio y cerca de nuestra casa.

—Permíteme presentarme, soy Antoine Vathore, los he salvado a ti y a tu hermana de aquel incendio, aunque en principio no era mi intención traerte con nosotros, supe enseguida que te vi cuáles eran tus intenciones— dijo mientras parecía estudiarme con su mirada.

En ese momento, miles de preguntas rondaban por mi mente, pero la presencia de Antoine era sofocante, sentía como mi voluntad se iba doblegando ante su simple presencia.

—Para salvar a tu hermana, ella tuvo que perder su humanidad y volver a nacer como un ser inmortal, todo paso segundos antes de su inminente muerte, no estaba seguro de que su débil cuerpo fuera a aceptar la transición, pero al verla ahora, me doy cuenta de que goza de buena salud, sin embargo, está débil y necesita sangre, necesita de ti.

—¿Q-qué tratas de decir? — dije titubeando mientras intentaba buscarle una explicación lógica a sus palabras.

—Ahora Lilith es vampiro, tal como yo, necesitará sangre para sobrevivir, para recuperar fuerzas. — Dijo Antoine, sus últimas palabras fueron casi como una invitación

Sin pensarlo dos veces, y sintiéndome fuera de mí, le ofrecí mi muñeca a Lilith, y pude ver como sus ojos brillaron y sació su deseo de sangre conmigo, pude sentir como una corriente de sangre fluía a través de todo mi cuerpo y como poco a poco el mundo parecía perder sus colores, hasta que cerré mis ojos en lo que para mí se sintió como mi propia muerte.

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Desperté nuevamente en aquel cuarto abandonado y, contra todo pronóstico, seguía vivo.

Lilith estaba allí, sentada a la cabecera de la cama, cuidándome.

Hablamos y me explico todo lo que había pasado, sobre el incendio, sobre como vio morir a nuestros padres en las llamas y como sintió que su vida llegaba a su final, nos abrazamos e intente consolarla, pero no podía siquiera imaginar todo el dolor que estaba sintiendo.

Cuando recupere mis fuerzas, decidí hablar con Antoine, si mi hermana ahora era un ser inmortal, yo pretendía también estar a su lado por la eternidad si era necesario.

Antoine me dijo que a diferencia de Lilith, tenía la posibilidad de decidir si volver a casa, a nuestro antiguo mundo y olvidarme para siempre de Lilith, vivir entre los mortales y cumplir mi destino o, si, por el contrario, deseaba quedarme con ella, Debía dejar de lado todo lo que había conocido antes, para el mundo sería como si todos hubiésemos muerto en aquel incendio y ahora esta sería nuestra nueva vida.

Le respondí con claridad que no tenía ningún lugar al cual volver, y que ahora mi única familia era Lilith, no me importaba dejar todo de lado para seguir a su lado.

Ya han pasado muchos años de esto, Antoine nos preparó y nos enseñó todo lo que debíamos saber de nuestra nueva vida vampírica, nuestras costumbres, nuestra gente y nos acogió como sus propios hijos.

Aún recuerdo con nitidez aquella vez cuando me convirtió, mis ojos estaban fijos en el atardecer, sentí como si mi vida me abandonara, sentí que una gran oscuridad y un vacío recorrieron mi cuerpo, pero mis ojos, estaban fijos en la puesta del sol.

Al caer la noche, ya no era yo mismo, ya no era Caleb Robertson, había muerto para renacer como vampiro, para caminar sobre la faz de esta tierra por incontables días...