Nuestra vida es una historia y dentro de ella, hay muchas historias que contar. Al observar la imagen pensé de inmediato en Don Ernesto y su taller, así que esta será mi participación. Espero les guste.

En el pueblo, donde vive mi abuelita Ita, está el taller de Don Ernesto. Es el único taller mecánico, en la zona y está justo al lado, de la casa de mi abuela. Recuerdo, que en sus inicios, era un lugar muy pequeño y solo prestaba servicios de reparación de neumáticos; pero luego fue prosperando, hasta transformarse en un taller mecánico.

Don Ernesto, es vecino de mi abuela y comparten en común sus patios. El señor Ernesto está casado con la señora Juana y tienen tres hijos, los dos mayores trabajan con él en su taller y el hijo menor estudia Agronomía en la Universidad. Las veces que he disfrutado las vacaciones con mi abuela, siempre visito a la señora Juana. Ella elabora y vende dulces tradicionales, como catalinas, cortados, besitos y conservas de coco. Cuando ella hace sus dulces, la casa de mi abuelita se impregna de distinguidos aromas, esa es la señal y aviso para ir a comprar esas exquisiteces y sentarse con toda la calma a disfrutarlos.

Don Ernesto, por su avanzada edad, ya no realiza actividades complejas ni de esfuerzo en el taller, para eso están sus hijos. Él es la imagen del negocio, es el gerente y negociador del lugar. Atiende a los clientes, con gran amabilidad, con un buen cafecito incluso en ocasiones les da dulces de los que elabora su esposa. Examina, comprueba la falla del vehículo y gira instrucciones a sus hijos, para su reparación.

La casa de Don Ernesto y de mi abuela, son muy cercanas, es frecuente escuchar las voces y más cuando esas voces están subidas de tono. Y es que la señora Juana, le reclama constantemente a Don Ernesto su desorden, en la ubicación de los repuestos de los vehículos. No los ordena ni organiza y están por doquier. Fíjese en la foto de esta publicación, dejó a descuido ese repuesto de un cliente y es precisamente en esa mesa donde la Sra. Juana promociona sus dulces. Él siempre se ríe, lo toma a broma y no le presta atención a sus peticiones. Al observar la señora Juana, que hace caso omiso, se va molesta al taller, habla con sus hijos y son ellos los que finalmente, dan ubicación a los repuestos.

Bueno, amigos, esta es mi participación por esta semana.

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Invito a @marilour a que te unas, aquí te dejo el enlace

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Gracias por su visita nos vemos pronto.

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