Algunas generalidades sobre avispas parasitoides de la familia Braconidae y el género Atanycolus

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Esta publicación será un complemento informativo con respecto a anteriores escritos sobre himenópteros parasitoides, para ello se tocarán temas de interés sobre otros grupos de avispas parasitoides como lo son los de la familia Braconidae. Esta familia es de las más numerosas y reconocidas dentro de todo el orden Hymenoptera, de manera que, si quieres conocer mucho más acerca de estos interesantes insectos y sus estilos de vida, te invito a continuar leyendo el siguiente artículo.


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Los himenópteros se pueden encontrar prácticamente en cualquier lugar del planeta, siempre y cuando las condiciones climáticas no sean muy extremas. Estos insectos en términos generales son ampliamente reconocidos a nivel mundial, sobre todo si se enfatiza en abejas y hormigas, ya que son de los artrópodos con los que el ser humano se encuentra de manera recurrente en casa o en zonas urbanas. En muchas ocasiones, estas formas de vida suelen ser temidas por el hecho de que dentro de sus morfologías se incluyen mecanismos de defensa con la capacidad de hacer retorcer de dolor a cualquier persona, estos órganos o estructuras de forma puntiaguda se denominan aguijones y están presentes en diferentes especies de insectos del orden Hymenoptera. Generalmente, estos invertebrados no son agresivos, pero una vez que se sienten amenazados pueden ponerse en alerta y atacar la raíz de aquello que los incomoda, siendo mucho más "peligrosos" en este sentido aquellos que mantienen conductas eusociales, es decir, que tienen la particularidad de convivir o conformar colonias compuestas por miles de individuos dispuestos a dar la vida por la cabeza o progenitora de sus madrigueras, en este caso sería la reina. La peligrosidad que mencioné anteriormente viene dada a que una vez que una de ellas agrede a la amenaza todas las demás irán como refuerzos a clavar el aguijón, entonces el daño en el depredador o agresor será mucho mayor.

Es importante mencionar que no todos los himenópteros cuentan con un aguijón, la presencia de esta estructura en abejas u hormigas eusociales es un claro indicativo de que son insectos infertiles, pues, esta pieza corresponde a lo que sería el aparato ovipositor, pero este se modifica perdiendo la capacidad de colocar huevos y pasando a ser un mecanismo de defensa, por este motivo todas las que poseen este mecanismo son obreras, mientras que la reina y futuras reinas mantienen intacta su pieza para colocar los huevos de los que saldrán sus futuras generaciones, esto tan solo son algunos ejemplos. Otros tipos de himenópteros como las avispas pueden usar esta herramienta e infligir un número indeterminado de picaduras, con esto quiero decir que una sola de estas puede propinar varias picaduras en un mismo ataque sin morir en el proceso, mientras que las abejas por lo general solo pueden hacerlo una vez y mueren a los pocos minutos por el desprendimiento de órganos. Todo esto es debido a la forma que ha adoptado esta pieza en términos evolutivos, ya que en algunos de estos himenópteros (abejas) la forma es curva, entonces esto provoca que el aguijón se enganche quedando adherido sobre el agresor, mientras que en avispas y hormigas la superficie es lisa y esto evita la acción de enganche.


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La presencia de un aguijón en este tipo de insectos ha sido algo completamente necesario para la supervivencia de los mismos, ya que es la única forma con la que pueden hacer frentes a grandes depredadores que pongan en riesgo la permanencia de sus colonias; de manera que, si en un eventual ataque muere la reina, las obreras al ser infértiles no podrán reponer los números necesarios que requiera la colmena, por ello el aguijón es un mecanismo indispensable para poder seguir manteniendo a sus ejemplares dentro de los ecosistemas. Asimismo, otros ejemplares de este orden (Hymenoptera) de vida solitaria poseen otro tipo de modificación, en estos el aparato ovipositor se alargó mucho más, tanto así que es fácilmente apreciable a simple vista, siendo esto una de las características inusuales o llamativas que se pueden ver en dichos tipos de avispas.

Cada una de estas formas de vida se ha adaptado según sus necesidades ecológicas y biológicas, por ende, las avispas, abejas y hormigas albergan un elevado número de diferencias que las hacen únicas cuando se comparan entre si, lo que le otorga al orden Hymenoptera una diversidad biológica muy rica que aumenta significativamente el campo investigativo que las rodea en todos los aspectos inherentes a estos hexápodos.


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Aquellas avispas que poseen un órgano ovipositor más elongado tienen un estilo de vida muy distante del resto de sus semejantes, ya que estas suelen ser parasitoides, es decir, que dependen de otros organismos (huéspedes) para poder completar todo su desarrollo. En este sentido, estas avispas tienen una estructura para colocar los huevos más alargada y con variantes en lo que respecta a tamaños entre las diferentes especies parasitoides. El tamaño de esta pieza viene dado según el huésped, pues, una avispa que parásita huevos no necesita tener un ovopositor muy largo, pero aquellas que necesitan parasitar orugas, larvas o arácnidos requieren de una pieza larga que les permita alcanzar el cuerpo del huésped de una forma segura y sin correr mucho peligro. Como sabemos, muchas orugas cuentan con espinas o pubescencia con la que pueden protegerse de ciertos factores externos, incluso algunas de ellas pueden emitir sustancias irritantes sobre estas estructuras, lo que les da un excelente mecanismo de defensa; sin embargo, las avispas que las parasitan han evolucionado para omitir esta defensa y lograr su cometido, para ello cuentan con el aparato ovipositor más alargado, móvil y en algunos casos algo retráctil, permitiéndoles alcanzar las partes blandas del insecto sin mayores problemas.


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Según el tipo de himenóptero parasitoide, la manera en la que parasitan a su huésped es completamente diferente pero comparten el mismo final, en este caso el de matar al huésped y alcanzar el desarrollo por completo. Algunas de ellas optan por parasitar al organismo de manera interna (endoparásito), mientras que otras prefieren mantenerse sobre el huésped (ectoparásitos), las primeras pueden contar con más seguridad por estar dentro de otro ser vivo, pero las larvas de las segundas tienden a estar más expuestas al mantenerse sobre la víctima; sin embargo, esto no ha sido un problema muy marcado para seguir manteniendo sus números dentro de los espacios naturales, ya que durante las primeras etapas pueden aprovecharse del mecanismo de defensa con el que cuenta el huésped (en caso de tenerlo).

El dato más curioso de algunos de estos ejemplares es que pueden llegar a albergar virus entomopatógenos de la familia Polydnaviridae, pero no lo tienen por casualidad o por estar contagiados, sino que lo emplean como extra para someter a sus huéspedes. Estos virus debilitan o suprimen ciertos mecanismos propios de la defensa natural de los insectos, de manera que, esto permite que el organismo del huésped no rechace al parásito y este pueda mantenerse sutilmente sobre el que será su alimento. Sin dudas, los insectos terminan siendo una caja de sorpresas y las asociaciones biológicas que estos realizan con otras formas de vida por un bien para ambos son impresionantes.


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Esta asociaciones biológicas también se pueden llegar a ver en cierta manera entre las plantas y estas avispas parasitoides, pues, a las avispas por si solas se les puede dificultar en algunos casos encontrar a los que serán los huéspedes o alimento de sus futuras generaciones, así que, los organismos vegetales al ser atacados producen sustancias que en combinación con los fluidos del agresor son liberados al aire, estos son captados por estas avispas y acuden al lugar a cumplir con su labor parasitaria. A su vez, dentro de Hymenoptera son muchas las superfamilias que albergan a avispas parasitoides; sin embargo, algunas han adquirido más renombre por tener especies mucho más activas o agresivas en lo que respecta a parasitar a otros artrópodos. Superfamilias como la Chalcidoidea o la Ichneumonoidea son las que albergan a un sin fin de especies parasíticas muy reconocidas a nivel mundial, ya que algunos ejemplares son habitualmente reproducidos en laboratorios especializados para darles una utilidad específica dentro de los espacios agrícolas (agroecositemas), este uso no es otro que el control biológico que entra dentro del manejo integrado de plagas.


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Dentro de Ichneumonoidea se ubica una de las familias más grandes en número y con mayor reconocimiento entre todos los himenópteros, esta es la Braconidae. Los miembros de esta familia emplean a diferentes huéspedes para cumplir sus ciclos biológicos, estos huéspedes varían según la especie a la que pertenezca la avispa, por lo que entre sus víctimas se pueden nombrar áfidos, larvas de dípteros, coleópteros y lepidópteros. Generalmente, las avispas de esta familia que colocan sus huevos sobre la víctima (ectoparásitas) emplean a larvas u orugas perforadoras, con esto hago referencia a que prefieren parasitar a otros insectos que durante sus estadios juveniles se mantienen ocultos dentro de algún fruto o corteza de los organismos vegetales, de esta manera evitan el que sus larvas parásitas sean blancos fáciles de todos aquellos depredadores que se encuentran en la intemperie.

Algunas especies de esta familia son poco conocidas, tal es el caso de las pertenecientes al género Atanycolus. De este taxón realmente no se conoce mucho exceptuando algunas de sus especies del que si se tienen ciertos conocimientos en base a sus ciclos biológicos; sin embargo, los aspectos más desconocidos sobre estas radican principalmente en el rango de distribución que poseen, en pocas palabras, no se sabe muy bien en que países o regiones son más abundantes.


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El ejemplar que han logrado visualizar a lo largo de esta publicación pertenece a la familia Braconidae y al género Atanycolus, es una avispa ectoparásita pero la especie no pudo ser determinada por el desconocimiento sobre el área de distribución de los miembros de este género en mi país. Muchas especies de este género comparten muchas similitudes morfológicas y sobre todo en temas de tonalidades, así que aventurarse a determinar la especie sin tener el conocimiento necesario sobre las mismas puede terminar en un claro error. Como pueden notar, esta avispa posee un cuerpo alargado y que puede verse algo frágil, su cabeza es mucho más pequeña que todo el resto de su cuerpo. A su vez, son 2 los colores que predominan en cada uno de sus tagmas, el primero podemos verlo reflejado en su cabeza y región torácica, siendo el color en estas partes el negro o un rojo muy oscuro, mientras que el abdomen tiene un tono rojizo. Al final del abdomen sale a la luz su alargado aparato ovipositor, mientras que el último par de patas también resulta ser el más largo de sus extremidades.


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Estos himenópteros ectoparásitos tienen como huéspedes principalmente a larvas de coleópteros (escarabajos), pero no tienen a una especie esencial para parasitar, sino que son generalistas y pueden elegir a diferentes larvas de escarabajos. Los coleópteros que durante sus etapas juveniles se alimentan de madera suelen ser las víctimas más frecuentes, una vez que la avispa hembra capta el lugar en donde se oculta el juvenil de escarabajo esta no entra en los agujeros presentes en los tallos leñosos que realizaron estas larvas, en su lugar solo se posicionan e introducen su aparato ovipositor para colocar los huevos en las cercanías o sobre el huésped, algunos parasitoides lo primero que hacen es paralizar a la presa para facilitarles la alimentación a sus larvas, pero otras solo optan por mantener sus huevos cerca del infortunado huésped.

Este estilo de vida ha hecho que algunas de estas avispas del género Atanycolus hayan sido incluidas dentro del manejo integrado de plagas como agentes de control biológico de larvas perforadoras, sobre todo en ciertas regiones de Estados unidos. La utilidad de estos insectos termina por ser muy valiosa dentro y fuera de los sistemas de producción agropecuarios, por lo que siempre se espera que estos insectos sean más tomados en cuenta de manera general para ser incluidos en prácticas agrícolas y así reducir el uso indiscriminado de pesticidas.


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Las avispas parasitoides son insectos de suma importancia para los ecosistemas, su contribución en estos espacios es continua y esto permite que las poblaciones de muchos artrópodos puedan mantenerse en números razonables dentro de los sistemas naturales. En los agroecosistemas, muchas veces no se realizan estudios previos antes de aplicar determinados productos, esto hace que muchos organismos se lleguen a ver afectados sin ser un problema real para los cultivos, de manera que, las poblaciones de estos se reducen o se ponen en peligro por el accionar de los agroquímicos. El cuidado de este y otros himenópteros es esencial, ya que de ellos no solo depende el control natural de otros seres vivos, sino que también son la fuente de alimento de otros animales y muchos de ellos también actúan como polinizadores, todos estos son procesos naturales que son necesarios para la vida.


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Todas las fotografías presentadas en esta publicación pertenecen al autor @abneagro. Las fotos fueron realizadas por medio de un dispositivo móvil Redmi 8A y fueron editadas con Canva.


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Referencias e información de interés:

Familia Braconidae

Beneficio de las avispas bracónidas

Género Atanycolus

Avispas parasitoides


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I already heard about these parasitic insects! it is very interesting! Nice pictures
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That's right, these parasitic insects have a rather peculiar lifestyle.

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