Es difícil mantener la calma cuando están involucrados los sentimientos

Feliz tarde, amigos de Hive. Espero que se encuentren bien. Hoy solo quiero desahogar una angustia que me embarga.

La semana antepasada me dio bronquitis, hice todo lo posible por mantenerme en cuarentena en mi habitación, con el propósito de cuidar a mis padres. Pero con mucho dolor, les confieso que no funcionó.
Mi papá se me enfermó pero con síntomas peores que los míos, porque tiene afectado su aparato digestivo.

Generalmente yo les doy ánimo a mis familiares y amigos, pero cuando se trata de mi papá no duro mucho en pie. La impotencia que siento es muy grande, porque casi todo lo que come le cae mal. Y lo único que puede comer son cremas de verduras, pero hasta eso le cae mal.

Tener enfermo a un ser amado es tan desesperante, que realmente quisiera ser yo quien se sienta mal. Recuerdo que cuando era una niña le pedía mucho a Dios que cualquier cosa negativa que pudiera ocurrirle a mi familia me ocurriera a mí. Hoy siendo una adulta sigue siendo mi petición.

Ya llevamos a mí y a una gastroenterologo y a un internista. Gracias a Dios le compramos su tratamiento. Pero al ver transcurrir los días y no ver la mejoría que deseo que tenga me afecta demasiado. Me hago la fuerte pero la verdad es que siento miedo.

Escribo para drenar, para repetirme que esto es solo una etapa que está pasando, pero que todo mejorará. Porque no estamos solos, contamos con el ser más poderoso del universo y siempre encontraremos la salida a situaciones difíciles.

Hoy más que nunca, me identifico con todos los que tienen a un familiar enfermo. Les digo de corazón que sigamos apoyándolos, que no perdamos la fe y que se vale llorar para desahogarse. Somos humanos y en cualquier momento podemos tener un punto de quiebre, como el que siento ahorita. Pero debemos secarnos nuestras lágrimas y seguir adelante con una buena actitud.

Otra cosa que estoy haciendo para no recaer es mantener mi mente ocupada en cosas positivas, no darle lugar a ese temor que se quiere adueñar de mí, sino concentrarme en lo que hemos avanzado hasta ahora, aunque ese avance sea muy pequeño. Esto es solo una etapa, vienen tiempos mejores y los espero con mucho anhelo.