Una oscuridad con un espeso frío me abriga. El caballero existe, vive, respira, pero no estoy segura de que al menos contemple la posibilidad de estar conmigo. Sin embargo, al ser huésped de este gigantesco río, puedo ver cómo lleva en su cauce la materialización de mis anhelos.

Quisiera que siempre fuera así, pero por lo general tus aguas cristalinas se vuelven turbias y ahogas las ilusiones que en un momento exhibiste con vida a través de la transparencia de tus aguas.

Me encantaría que mi realidad fuera el espejo de lo que me muestras cuando tus aguas están de buen humor, pero con dolor admito que esas cosas no las determino yo; solo tengo que ejercer paciencia y esperar a ver si de alguna manera lo bonito que me presentas en tus aguas se parece a la realidad.

Querido río de ilusiones, quiero que sepas que es difícil dejar de sentir algo bonito por alguien a quien admiras, el corazón se emancipa y hace lo quiere, mientras que la razón entra en un combate arduo contra hermosos sentimientos, que una parte de mi quiere que se queden y otra me advierte del peligro latente de albergar ilusiones sin fundamentos.

Río de ilusiones, eres tan caudaloso y avasallante que cualquier que navega entre tus aguas es capaz de sentirse dichoso al contemplar el cumplimiento de sus deseos. No obstante, tienes la costumbre de traicionar a todo aquel que se detiene a mirarte. Comienzas mostrando lo mejor de ti y luego lanzas una mortal estocada a los endebles corazones que se dejan llevar por sus ilusiones.

Ya no te quiero ver, eres una corriente de agua indolente. Te burlas de quien se ilusiona, los aplastas con la razón después de darles una esperanza, con sarcasmo dices que lo haces para que vivamos con los pies sobre la tierra. Considero que no es necesario semejante maltrato.

A pesar de todo lo malo que me has hecho, aún sigo escapándome de vez en cuando a las orillas de tu cauce y conmigo van miles de personas, simplemente a ver lo bonito que sería poder vivir el cumplimiento de nuestros sueños, de regreso volvemos cavizbajos y es que, pese a todo lo negativo aún nos permitimos soñar porque nuestra esperanza permanece viva.

No me importa cuántas veces te burles de mí, porque estoy convencida de que algún día, mis ilusiones se harán realidad